Joven y preparado para la Historia
Francisco Javier Luengo (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1990) es director de ArqueoTimes. Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla, máster de Arqueología en la Universidad de Sevilla y posteriormente máster de Arqueología del Cuaternario y Evolución Humana en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona y en el Musée National d’Histoire Naturelle de París. Máster en Big Data y Data Science por la UNED en 2022. Su línea de investigación se ha ligado a las últimas tecnologías de documentación fotogramétrica, recreación histórica tridimensional, análisis estadístico y simulación multifísica. Casi nada al aparato.
Desde el primer número, ArqueoTimes no ha parado de darnos buenas noticias, tanto a mí como al equipo editorial y a todos los colaboradores. El balance en estos apenas dos años y medio ha sido muy positivo. Desde el principio nos propusimos publicar un artículo original cada semana y no hemos faltado a ninguna cita, lo que refleja el compromiso del grupo y el buen ritmo de la revista. Actualmente, tenemos publicaciones programadas hasta marzo de 2024.
Creo que sí, y prueba de ello es la buena aceptación que tiene ArqueoTimes. En internet existe muchísima oferta histórica en divulgación, pero mucha de ella no ahonda en las fuentes primarias y eso imposibilita tener una información actualizada y de calidad. Dicho de otra manera, al no utilizar referencias bibliográficas dentro del texto, es difícil saber si lo expuesto viene indicado por el experto en la materia o es una generalización equívoca.
"Si el canal que utilizamos para informarnos está dañado, igual lo estará la opinión que nos creamos a partir del mismo"
La labor divulgativa y científica son complementarias, pero tienen diferencias importantes. La labor científica se enfoca en la investigación rigurosa, el método científico y el avance del conocimiento en un área específica. Los científicos publican sus investigaciones en revistas académicas revisadas por pares y se comunican con la comunidad científica a través de conferencias y simposios especializados.
En cambio, la labor divulgativa tiene como objetivo llevar el conocimiento científico a un público más amplio y general, haciendo que la información sea accesible y comprensible para personas no especializadas en el tema. Los divulgadores utilizan un lenguaje más sencillo y ejemplos claros para conectar con el lector y transmitir conceptos complejos de manera amena. También suelen utilizar medios más diversos, como revistas populares, blogs, redes sociales, programas de televisión y otros canales de difusión masiva.
La creación y gestión de una revista digital implica esfuerzo, recursos y perseverancia. Nos ha tocado aprender muchas cuestiones técnicas y definirnos en multitud de aspectos, tales como qué estilo de cita utilizar, qué límites poner a los artículos en longitud, el origen de las imágenes, métodos para confirmar la veracidad de lo expuesto, el sistema de revisión de cada artículo, entre otros. El marketing o la maquetación han sido también dos piezas clave con las que nos hemos topado y con las que todavía seguimos en constante aprendizaje. Por otro lado, el trabajo en redes sociales es fundamental en nuestra era y cada red cuenta con un público diferente que a su vez conlleva sinergias específicas.
Yo creo que funcionan, y cada vez mejor, por varios motivos. Uno de ellos es que algunas fake news tienen un objetivo claro, ya sea político, económico o social, y ello implica una estrategia detrás aprovechando toda la información que se tiene hoy en día sobre nuestros perfiles digitales. Cada vez hacen mayor uso de las emociones, y no precisamente de las más nobles. Por otro lado, quizás nosotros también pecamos cuando clicamos en ciertos enlaces, en muchas ocasiones porque tenemos dudas sobre su veracidad o porque somos contrarios a esa perspectiva y queremos escudriñar mejor la noticia. Pero así ya hemos contribuido al clickbait y ayudamos a que se viralice.
ArqueoTimes se distribuye en formato digital para llegar a una audiencia más amplia y facilitar el acceso a nuestros contenidos en todo el ámbito hispanohablante. Sin embargo, siempre estamos abiertos a evaluar nuevas oportunidades y formatos. La posibilidad de sacar la revista en papel podría ser considerada en el futuro si hay una demanda significativa y una estrategia adecuada para llevarlo a cabo de manera sostenible.
La Historia debe ser divulgada, sin lugar a dudas. Carecería de sentido que los historiadores trabajaran única y exclusivamente para ellos mismos. Pero además hay que preguntarse para qué debe ser divulgada. Y aunque hay multitud de libros que abarcan esta cuestión y dan diferentes vertientes, yo me quedaría con la frase del historiador Josep Fontana: «El historiador debe ayudar a la gente a pensar». Desde mi punto de vista, la Historia no debe ser simplemente una colección de datos ordenados y curiosos, sino que debe llevar a la reflexión implícita o explícitamente.
"La Historia debe llevar a la reflexión de manera implícita o explícita"
Aunque ambas son graves, desde mi punto de vista una fake news puede tener peores consecuencias. Contar una noticia de investigación de forma desacertada puede llevar a una mala comprensión de la noticia o a que el lector pierda interés en su lectura. Si la noticia es sesgada, la cuestión se complica, sobre todo porque hay sesgos que realmente cambian la noticia. Si el sesgo además es intencionado, hablaría ya de fake news. El problema principal de la deriva de las fake news desde mi visión es que en general buscan generar desinformación masiva, polarizar o radicalizar a la sociedad y afectar a la toma de decisiones. Las noticias nos sirven principalmente para forjar nuestra opinión conociendo más realidades. Si el canal que utilizamos para informarnos está dañado, de igual forma estará nuestra opinión y en consecuencia la sociedad.
En general creo que el balance es muy positivo. Cuando las series tienen un claro componente histórico, despiertan un interés social sobre el periodo tratado. El que sean series de ficción no descarta que muchas estén muy bien documentadas por asesores históricos. Además, hay muchos curiosos que una vez visualizada la serie desean ir un poco más allá y conocer qué hay de cierto y qué no. Otro punto importante es el de las ambientaciones geográficas. Creo que a todo el mundo le encantará ver en la pantalla los usos históricos de los edificios que conforman su núcleo urbano. Por supuesto, siempre se escapan detalles y muchas veces son esos detalles los que nos permiten crear un discurso corrector en donde se explique por qué tal detalle supone un anacronismo, ya sea un paracronismo (elementos del pasado en una época posterior) o un procronismo (elementos de una época posterior en una anterior).
Un aspecto muy destacable en las actuales series de ficción fantástica es el uso directo u oculto que hacen de pasajes históricos para inspirarse. En una entrevista a George R.R. Martin hablando de la adaptación de sus novelas en la conocida Juego de Tronos, destacaba cómo algunos fragmentos están basados en realidades históricas como el famoso Gran Muro de Poniente que parte del muro de Adriano levantado para proteger al territorio romano (Britania) de las tribus norteñas de Gran Bretaña. O el ejemplo del capítulo nueve de la tercera temporada en donde la que se conoce como La Boda de Sangre se basa en la conocida como La Cena Negra, que forma parte de la historia de Escocia y que se consuma con el asesinato del rey Jaime I en 1437.


