En manos de la poesía
La mayoría de los poemas de Las manos sobre el vientre, de Sonia Herrera Collado (Jerez, 1976), han ido naciendo siempre con la figura de las mujeres y sus referentes familiares como protagonistas.
En 2023, Herrera se animó por fin a darle forma al poemario, y después de mucho trabajo para encontrar el hilo poético que sostuviera este pequeño árbol de palabras, surge el libro que se presenta el 22 de abril, a las 19.30 horas, en la Fundación Caballero Bonald de Jerez.
La ilusión de Sonia era poder crear un poemario que, desde el mismo título, desvelase que estaba escrito por una mujer. Y para darle verdad y transparencia a su poesía, tuvo que mirar dentro de sí, y desnudar de alguna forma tanto los dolores, como los amores, que laten en su memoria.
Su mirada al calendario, de 28 en 28 días, y de año en año cumplido, marca todos los ciclos de este poemario, ilustrado por Claudia GR Moneo. En sus versos late la sangre de las mujeres que la acompañan en cada etapa de la vida, con su fortaleza, sus dolores, y su ejemplo de superación permanente.
Es una pregunta muy difícil. Te diría que me he hecho con el tiempo o que estoy haciéndome con el tiempo. La verdad es que yo nunca había escrito ni había leído poesía, pero sí es verdad que siempre he escrito. Yo aspiraba a las novelas, las leía, y las leo. Se me hacía todo muy largo. Escribía todo muy cortito. Con los años he aprendido que lo que yo escribía era prosa poética. Tu pregunta, repito, es complicadísima, porque yo llevaba dentro la poesía, pero no sabía ni siquiera expresarla.
Es mi compromiso social y personal. Ahí puedo volcar mis preocupaciones, mi admiración, la tristeza, la rabia. Creo que es un tema infinito. Pero siempre porque parto de una experiencia personal.
"Vuelvo siempre a la mujer por compromiso social y personal"
En la solapa de mi libro digo: “Soy feminista desde que aprendí que tenía un nombre aquel sentimiento de asombro que me producía el cambio de escenario en el que crecíamos niños y niñas, sin motivo aparente”. Ese interés por el tema del feminismo, de la igualdad, de las mujeres, parte de un sentimiento de asombro que tengo desde pequeña.
En este libro he descubierto que la magia existe, que la poesía es auténtica magia. Yo es que ni siquiera me estaba dando cuenta ni del concepto de las manos, ni del concepto del vientre. En todo momento quería escribir sobre las mujeres. Quería demostrar mi compromiso con ellas. Quería visibilizar mis referentes, que son reales. Referentes que son de carne y hueso.
El título ya te indica que es un agradecimiento a “mis mujeres”, a las mujeres-abrazo. Pero mi profesora me decía: “Eso no es un título. Busca dentro. Busca el hilo poético”. Buscando ese hilo poético conecté tres poemas en los que yo me desnudaba, habla de mí. Mi profesora, Claudia Capel, a la que me gusta mencionar porque siempre me ha inspirado, con muy pequeñitos gestos, escribía... Había un poema del que hablo sobre no haber sido madre, y de ahí nació el poemario. De ese sentimiento tan profundo, me fijé en el poemario más antiguo del libro. En él mostraba mi rabia de cómo se invisibiliza la menstruación y el dolor de las mujeres.
Sí, esa frase me ha acompañado durante toda mi vida. Tenía 20 años cuando salía ese anuncio. Y lo recuerdo con rabia cada vez que tengo dolor. Es una desfachatez. ¿Qué nubes? No hay nubes. Hay compresas, hay sangre, hay dolor. Hay vida, hay piel.
"En la menstruación no hay nubes. Hay piel, dolor, sangre... ¿Qué nubes?"
Sí, pero estaba planteándome preguntas también. Con este poemario he montado y ordenado un rompecabezas de poemas, pero quizá he montado un rompecabezas personal, en el que he ordenado diferentes etapas de mi vida y diferentes sensaciones.
Sí. Escribir es sanador. He conseguido expresar lo que quería. Creo que a muchas personas nos pasa que la melancolía, la tristeza, son estados que nos resultan más productivos para la literatura. ¿Qué significa eso? Que al menos te quedas con la satisfacción de que después de un momento de tristeza o de melancolía o desánimo, o incluso de insomnio, viene la satisfacción de haber conseguido un poema. Y conseguir eso con un cuaderno y un bolígrafo me hace sentirme completamente privilegiada.
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