El recorrido arranca a la 01:40h en San Miguel y concluye cinco horas después casi en el mismo punto. La Madrugá jerezana seguirá siendo realidad hasta pasado el amanecer y bien entrada la mañana del Viernes Santo, pero solo teníamos cinco horas (porque así lo decidimos) para narrar algo de su esencia, lo mejor y lo peor.
01:40 Calle San Miguel. La Policía ya no deja acceder a la plaza León XIII. Se acaba de apagar todo el alumbrado público para la salida de la hermandad del Santo Crucifijo. Dos mujeres con acento extranjero portan una pequeña botellita de agua en la mano. Ésta está a punto de caerse al suelo. Están sobrecogidas por un paso que discurre a solo centímetros de sus narices. El crucificado atribuido al escultor flamenco (de Flandes) José de Arce desciende hacia calle Caballeros al calor de las saetas. En la esquina con San Pablo, se va a topar con una de las calles de moda y movida en el centro de la ciudad. Se produce el primer gran contraste entre quienes tienen forman distintas de interpretar la misma Madrugá en Jerez.
02:30 Peña La Bulería. Desde el balcón de la peña de la calle Empedrada, Luis Lara y Alfonso Carpio se retuercen ante el paso de Jesús de la Sentencia y la Esperanza de la Yedra. El corazón de La Plazuela es un pañuelo al paso de esta populosa hermandad. El verde y el blanco de las túnicas se mezcla entre el desordenado gentío que lo ocupa todo. El Pescaílla se echa un cantecito por bulerías en el interior de la peña con, entre otros, Domingo Rubichi y su mujer, la cantaora Eva de Rubichi. Los amigos de la casa de La Bulería, José Manuel, Paco y Juan, echan el cierre hasta la tarde del Viernes Santo, cuando tengan otra vez todo preparado para ver de cerca al Cristo de la Expiración, mascarón de proa del barrio.
03:30 Plaza Vargas. Colapsada. Las pancartas de protesta vecinal por el ruido y el botellón cuelgan inservibles de los balcones. Abajo hay cientos de jóvenes bebiendo alcohol en la calle y pasando el rato. El baño 'público' se ha situado entre las calles Amargura y Visitación. Un menor de edad nos pide una foto: "Ya estoy ciego, llevamos desde las siete de la tarde", nos confiesa sin trabajo orgulloso de su ¿hazaña?
04:00 Alameda de Cristina. El Nazareno acaba de salir y Las Cinco Llagas ya está en Carrera Oficial. Hay cuatro comentaristas en Onda Jerez encogidos defendiendo con dignidad el papel de servicio público de la emisora local. En el monumento de la Unión de Hermandades, triste mamotetro de mucho feísmo catetil como hubo en otra época, se han encalomado varios espectadores atentos (o casi) al paso de las cofradías. La fuente no tiene agua y permite acceder a su interior. Un cubata reposa sobre la cabeza de un monaguillo esculpido.
04:30 Bar La Moderna. Calle Larga. Tras un parón "demasiado largo", los camareros del mítico bar tienen que reactivarse. Pablo asegura que "esto hace dos horas estaba vacío y, fíjate, ha entrado todo el mogollón de golpe". 'Prohibido sacar vidrios a la calle', advierte un cartelón que cuelga de la puerta. Aun así, un chico recoge en el exterior un vaso de cristal hecho pedazos para tirarlo a la basura y evitar riesgos innecesarios en "una noche con mucha guasa". Están el camaleónico Tomasito y el conocido (sobre todo a raíz de un vídeo de El día después) Múo de Jerez. Discuten sobre el papel del cirineo (Irineo, según el Múo) que va tirando de Jesús Nazareno. "Se le ve cara de buena gente", sostiene Tomás. "No tiene ná el Irineo...", replica el popular colegiado con guasa. Marquillo les mira mientras avanza del señor de la cruz de carey. Avanzamos calle Larga arriba. Desde el callejón de los Cuatro Juanes se ve pasar Las Cinco Llagas. "Esa está llamando a Juan", asegura un joven pandillero a otro. Una amiga debe estar vomitando, viene a decir. En la pared han escrito 'No votes al PP' y han dejado un mensaje que dice 'Solo sé que no sé nada (Sócrates)'.
05:30 Calle Visitación. Llegan los ríos de orines hasta los pies descalzos de los penitentes. Una completa aberración que hace colisionar lamentablemente el derecho a disfrutar la Madrugá a su manera con el de quienes la viven de otra más fervorosa. Eso sí, la falta de civismo no es solo patrimonio material de los "niñatos" y sus botellones. Un simple vistazo a los palcos vacíos que conforman la Carrera Oficial evidencian que sencillamente hay muchos guarros viviendo entre nosotros. Toneladas de cáscaras de pipas, desperdicios, paquetes y bolsas de plástico de todas formas, colores y tamaños ofrecen un aspecto de pocilga a lo que hasta hace unas horas han sido espacios de privilegio para ver las procesiones de Semana Santa.
06:40 San Miguel. El recorrido acaba en el lugar en el que comenzó. Eterno retorno. El retablo mayor de San Miguel, del que finalmente se ocupó al completo el prestigioso Martínez Montañés para cincelar La batalla de los Ángeles, se escapa por la rendija de la puerta principal. La plaza León XIII y su entorno -calles San Miguel y Santa Cecilia- permanecen otra vez totalmente a oscuras para imprimir más tenebrismo y sobrecogimiento a la silenciosa recogida. Solo la luz de los cirios y el brillo luminoso de las pantallas y flashes de los móviles interrumpen la penumbra oscura casi negra. La Madrugá jerezana seguirá siendo realidad hasta pasado el amanecer y bien entrada la mañana del Viernes Santo, pero nosotros solo teníamos cinco horas para narrar algo de su esencia. Seguro que nos ha faltado tiempo.
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