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Cuando nada existía y no había cielo ni estrellas, cuando no había universo y lo absoluto reposaba en la nada eterna, un rayo de luz quebró las tinieblas. Un fuego fulgurante nació y encendió los mundos. A ese fuego primigenio se le llamó Lucifer, que significa “el que porta la luz” o “el que trae la luz”. Lucifer fue la primera manifestación de Dios saliendo de su letargo. Es el primer ángel que tuvo como misión encender la chispa primera que dio luminosidad al universo. Luzbel fue el primer ángel y querubín en ser creado, y era además el más poderoso. Solo Dios lo superaba en inteligencia y poder. Irradiaba más claridad que cualquier otro ángel, y su belleza era como ninguna antes vista en el cielo. Lucifer fue el primer ángel que despertó a la Creación y fue la más grande criatura de magnificente belleza en la aurora cósmica. Este ángel tenía una hermosura increíble y no comparada a ninguna otra creación. Todos los ángeles que fueron creados después de él no tenían la belleza ni la grandeza que poseía el primer ángel de la mañana. Él fue el encargado de encender las primeras luces del universo y, en memoria a aquella primera luz, se llamó Lucero a la primera estrella de la mañana, el Lucero del Alba.

Muchos  saben que misas negras se han realizado en los altares y lugares gaditanos durante siglos. Por poco que echemos la vista atrás en el rico pasado de Cádiz, nos topamos con una historia jamás contada, aunque por todos percibida: la magia y los demonios. Un demonio puede cambiar su apariencia a voluntad, la mayoría de ellos se nos presentan como seres grotescos que combinan aspectos físicos de rostros humanos con cuerpos de animales, a nuestros ojos se nos parecen monstruos. Si quieres ver como lucen los demonios, visita las catedrales o iglesias construidas por los caballeros templarios. Las llamadas gárgolas son las representaciones de los espíritus demoníacos descritos en el antiguo libro de los aullidos conocido como La Goetia.La magia documentada llegó a las antiguas tierras andaluzas, primero de mano de los griegos y poco después con los fenicios que estudiaron de Fallujab, Basrah y Bagdad, obteniendo las mismas enseñanzas enigmáticas de las escuelas que se habían esparcido a Egipto, donde los faraones reales las usaron en espejos oscuros contactando espíritus (demonios), comunicándose con antiguos dioses de las estrellas: los Annunaki, entre otros seres. Entonces, esa misma magia babilónica se mezcló con la autóctona en Cádiz, haciéndose poderosa en templos heredados, como oráculos de enorme prestigio y reconocimiento en el mundo mediterráneo.

Con el cuarzo, desde siempre, se ha creado un círculo en el suelo, este círculo era realmente una extensión del aura del mago, una ayuda visual para decirle al espíritu convocado: “Es mi dominio, esta es mi aura y este círculo me protege de ti”. Desde la más remota antigüedad, el hombre de conocimiento ha empleado el cuarzo como instrumento de poder, no de adoración como se empeñan más de un arqueólogo en colar.

Alrededor del círculo, los místicos babilonios escribían los nombres de los espíritus o demonios que vigilan los cuatro puntos cardinales del universo, convocando también a uno o a todos los 72 demonios de la jerarquía del infierno. Luego, en el aire formaban un pentagrama y estocaban este pentagrama imaginario con la Espada Mágica (Athame), desvaneciendo cualquier demonio no deseado en ese momento.

Esta figura del mago o hombre de conocimiento con la espada controlando al demonio, mucho después con el advenimiento del cristianismo medieval en el siglo X, vino a ser representada por el arcángel San Miguel blandiendo un arma y aplastando al demonio. Algo que entretenía a la población, mientras una minoría privilegiada de supremacía, se hacia única depositaria de los antiguos conocimientos y manejo de los demonios en provecho propio, apartando de sus beneficios a la humanidad a la vez que la controlaba a través de la ignorancia, el terror y los miedos.El saber de los magos del rey Salomón llegaron a la Europa medieval de mano de los caballeros templarios y posteriormente por los rabinos y árabes que publicaron sus tratados de magia (Grimonios) e incunables. La magia y sus tratados fueron empleados por reyes, por ejemplo la reina de Inglaterra Isabel I, quien tenía a su servicio al mago luciferino John Dee. Anteriormente, el ocultista Henri Cornélius Agrippa, era el mago favorito en las cortes reales de Europa. Uno de los mayores éxitos de la magia luciferina aplicada fue la destrucción de la llamada Armada Invencible, de Felipe II.

Los salmos de la francmasonería son exactamente los mismos salmos que fueron cantados por los magos que escribieron los grimorios mágicos. Estos salmos son fundamentales en el arte de convocar espíritus y demonios. Tenemos que decir que en la biblioteca del Real Observatorio de la Armada en San Fernando se guarda el grimorio incunable Introductorium in astronomiam Albumasaris Albalachi : octo continens libros partiales, del mago Abū Ma’shar (Albumasar).

A finales del 1700 aparecieron en Cádiz los primeros masones y los iluminatis (grupos de potestad), teniendo relevancia en 1800. Ahora, en nuestro días que corren, es cita obligada tanto para los masones de grado 33 (y superior) de las logias internacionales, como también para los miembros del Club Bohemian y el Club Skull & Bones, realizar visitas rituales a la capital gaditana (La Santa Cueva, Fuente de las tortugas...) y alrededores en la provincia (Baelo Claudia), rindiendo honores mentales a Luzbel, el Lucero del Alba, que tan pingües beneficios les concede.

Sobre el autor:

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Eduardo Arboleda Ballén

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