No sólo hay documentación para poder rellenar una columna de opinión sino para desarrollar todo un tratado del despropósito en innumerables fascículos a todo color.

A veces no hay manera de hilvanar palabra alguna… Que digo yo que no será por la ausencia de asuntos acerca de los que tratar. Pues que materia hay de sobra en este maldito mundo, que parece abocado al caos irremediablemente si no le ponen la enmienda antes “los astronautas de Yavé” de J. J. Benítez. Que decía, que el material rula en un volumen considerable y a velocidad de vértigo, y que no sólo hay documentación para poder rellenar una columna de opinión sino para desarrollar todo un tratado del despropósito en innumerables fascículos a todo color.

Con lo que me hubiera gustado a mí componer un discurso, por ejemplo, sobre el aumento anual de los presupuestos para Defensa de los países más poderosos del planeta, con sus correspondientes ventas de armas —para lograr la paz, dicen— mientras millones y millones de ciudadanos sobreviven, que no viven, y los pobres son aún más pobres. Sobre la censura que de manera solapada se sigue aplicando en el ámbito cultural a quienes no comulgan con los poderes establecidos. Sobre los corazones desgarrados por el tedio de tantos jóvenes que comprueban cómo sus esfuerzos no se ven recompensados por la falta —es lo que se suele decir— de oportunidades. Sobre la justicia terrena que continúa siendo incapaz de administrar con el fiel de la balanza. Sobre los golfos y golfas que piden el voto, se lo apropian y lo mangonean con el único objetivo del propio beneficio. Sobre los fariseos que en nombre del Crucificado predican desde sus púlpitos dorados, y predican y predican y no practican lo predicado. Sobre la violencia ejercida, sin reparo, del ser humano contra el ser humano.

Sobre que “el suicidio es la primera causa de muerte en España, por encima de los accidentes de tráfico, mientras que en el mundo más de un millón de personas fallecen cada año por este motivo”, como aseguraba hace tiempo José Chamizo. Sobre el cementerio de agua en que se ha convertido el Mediterráneo para miles y miles de almas rotas por la desesperación: una fosa común que contemplamos desde el chiringuito como un elemento más anexo a la playa. Sobre el reciente informe dado a conocer por la Unesco, en el que se detalla que: “Alrededor de 263 millones de menores de 18 años en todo el mundo no están escolarizados, una situación de exclusión que es particularmente aguda en el África subsahariana”. Sobre los tres grandes pilares (que algunos más los hay) en los que yo baso el engrandecimiento y posterior desarrollo de Andalucía: Educación, Sanidad y Cultura… En fin. Me hubiera gustado escribir de algo en concreto, francamente, pero es que a veces no hay manera de hilvanar palabra alguna.

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Claudia González Romero

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