Una joven pareja de emprendedores pone en marcha en el PTA una pequeña fábrica de cerveza artesana. La cerveza, que comenzó a gestarse en una cocina, tiene un ligero toque a jerez que la convierte en singular.
El refrescante sabor de una cerveza bien fría mezclado con un ligero toque de vino de Jerez. Eso es lo que ofrecen Miguel Moncayo y Ana Isabel Triano, una joven pareja de emprendedores que, aburridos de no encontrar trabajo, decidieron montar su propia empresa para aventurarse en el mundo de las cervezas artesanas. De esa idea ha surgido Xela, la primera cerveza cien por cien jerezana, que ahora intentará abrirse un hueco no sólo en el paladar de los cerveceros más exigentes, sino entre los bares y comercios de la ciudad.
Especialista en Salud Ambiental, ella, y licenciado en Magisterio de Educación Física, él, Ana y Miguel tenían claro que el paro no iba a poder con ellos. “El problema es el sofá, que acomoda mucho”, aseguran, en unos tiempos que obligan a reinventarse y a crear tu propio empleo si las oportunidades laborales no surgen. Así que, tras darle vueltas a la cabeza,y tras desechar otras ideas, empezaron a meterse poco a poco en el mundo de la cerveza artesana, que además empieza a estar en auge en la provincia de Cádiz.
Hace año y medio, y gracias a los conocimientos químicos de Ana, comenzaron a hacer pruebas. La cocina se convirtió en su primer laboratorio. Eso sí, a pesar de sus maneras un tanto rudimentarias, tenían claro desde el primer momento el tipo de sabor que buscaban, y sobre todo que tenía que tener ese toque diferenciador y autóctono del vino de Jerez. Así, acabaron dando con la tecla: una cerveza refrescante, intensa al principio y con un suave regusto a jerez.
Los primeros que probaron la cerveza fueron sus familiares más directos. “Con la opinión de ellos nos arriesgamos, y les gustó. Además confío mucho en mi madre y sé que si no le hubiera gustado nos hubiera dicho que es una porquería”, explica Ana, que asegura que en todo momento, y a pesar del riesgo que conlleva una aventura de este tipo, siempre han contado con el apoyo de sus respectivas familias. En cuanto a sus amigos, a la mayoría les ha pillado por sorpresa, ya que hasta hace prácticamente un mes no conocían el proyecto.
Y es que, aquí todo es absolutamente artesanal. Olviden de su mente esas imágenes de grandes fábricas, tanques enormes y maquinas embotelladoras. Xela, de momento, es una empresa que acaba de echarse a andar, y eso se demuestra en su producción, apenas 200 litros a la semana (poco menos de 500 botellines), y en lo humilde de sus instalaciones, ubicadas en el Parque Tecnológico Agroalimentario. Allí, en unos 40 metros cuadrados, encontramos tan sólo dos máquinas, una maceradora y una fermentadora. Con la primera llegaron a tener un buen susto al poco de adquirirla. Y es que, la primera vez que se dispusieron a producir cerveza tuvieron algún despiste, debido a que nunca habían usado una máquina de este tipo. Ana recuerda bien aquel día, ya que fue su cumpleaños. “Estuvimos 24 horas sin salir de aquí y lo peor es que se nos quemó la cerveza. Nos vinimos abajo, empezamos a decir que si esto nos venía grande… Pero luego vimos que no habíamos tenido en cuenta un par de cosas, que fue lo que lo provocó todo”.