Con el objetivo de reducir la venta de productos de un solo uso, a partir de enero de este año ha entrado en vigor un nuevo impuesto sobre el plástico desechable, regulado en capítulo I del título VII de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para la economía circular.
Este impuesto se aplica a embalajes de productos alimentarios o tapones de botellas, cuya distribución tendrá un coste adicional por envase. Así, según la Agencia Tributaria, los productos que contengan 100% de plástico virgen conllevan un pago de 0,45 euros por kilogramo, mientras que esta cantidad disminuirá en función del porcentaje que sea reciclado.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la subida del precio final de los productos acarreará una reducción 50% en 2026 de los productos desechables, y otra del 70% en 2030.
La normativa de enero versa que este nuevo impuesto del plástico para productos no reutilizables repercutirá a las empresas y a los consumidores finales. De esta forma, deberán pagar el importe establecido con la finalidad de reducir la huella de carbono.
En cambio, quedan exentos de este incremento aquellos productos o alimentos destinados al sector sanitario cuyo uso esté acreditado, así como el sector agrícola y las personas que se dedican a la exportación de productos reciclados.
Para no tener que pagar este tipo de impuesto y contribuir al cuidado del medio ambiente, existen alternativas ecológicas que se basan en el uso de materiales reciclados. Por ejemplo, se distingue el film estirable reciclado, la cinta adhesiva de popipropileno 100% reciclado o el plástico retráctil reciclado.