Dos jóvenes emprendedores, jerezano y sevillana, triunfan en Madrid con una sala de escapismo en vivo.
A medio camino entre aquellas inolvidables aventuras gráficas virtuales de nuestro primer ordenador y el terror de esa experiencia de realidad aumentada que vislumbra la siempre visionaria serie Black Mirror en uno de sus episodios, emergen las escapes room. Una habitación o habitaciones ambientadas, un grupo de participantes con ganas de sudar y superarse a sí mismos, una historia y 60 minutos para salir de allí. La fiebre por adentrarse en estas salas de escapismo no deja de crecer. Financial Times las ha descrito como la tendencia de entretenimiento que crece a mayor velocidad desde el cine. Demasiado para que sea solo una moda pasajera. En 2013, en todo Reino Unido solo había una sala y actualmente hay 528. En Madrid hace un par de años solo había tres empresas de escape. Hoy hay más de 30. Alejandro Sánchez Bryanton, jerezano, y Laura Molero Soto, sevillana, son los responsables de una de ellas en la capital, Enigma Exprés.
Hace un par de años apostaron por montarse en esta ola y, gracias a sus juegos de lógica y observación —y al subidón que proporcionan a sus clientes durante una hora—, han hallado un pasadizo que casi estaba por explorar para escapar (nunca mejor dicho) de la crisis. A su espacio lo mismo van grupos de ingenieros que de amas de casa, familias al completo que pandillas en modo despedida de soltero. Igualmente, sus aventuras lo mismo atienden a pequeñas y medianas empresas —sirviendo incluso como prueba para la selección de personal— que se desplazan en versión portátil para que participen enormes grupos humanos de multinacionales como Loreal, Disney y Repsol. Ambos con 37 años, después de “haber dado muchas vueltas” —en el caso de Alejandro— y de trabajar durante más de una década en la gestión de servicios sociales dirigidos a personas mayores —en el de Laura, trabajadora social—, la pareja se enamoró del escape room tras probarlo en la primera sala que entonces, a finales de 2014, había en Andalucía. Actualmente en la comunidad, como en el resto de España, estas iniciativas de ocio no dejan de brotar como setas.
Uno de sus juegos, 'El Elixir de la Eterna Juventud' bebe directamente de los vinos de Jerez
Alejandro es el ideólogo de los juegos de escapismo en vivo. Acaba de estrena La huida del zulo, y como en el resto de aventuras, cuida mucho los detalles, la ambientación y el estudio de cada uno de los pasos a seguir para hallar la salida. "Se ve mucho el carácter de la gente, ves quién utiliza trampas para lograr el objetivo y quién sigue meticulosamente las normas", explica, mientras Laura asegura que, en general, una de las cosas que les diferencia es que intentan que el participante se sienta cómodo antes de entrar en la sala. "Intentamos evitar la sensación de claustrofobia; dos de los tres juegos tienen ventanas al exterior, hay un botón de alarman para poner fin al juego en cualquier momento, e incluso a gente que llega nerviosa, le enseñamos previamente el espacio y, a los diez minutos, ya está buscando pistas como si tal cosa".
La edad recomendada para poder participar empieza a los 14 años pero la rebajan hasta los 8 años si las familias lo solicitan. "Te das cuenta de que muchas veces los niños ven las cosas obvias antes que los adultos y ayudan mucho a desatascar los enigmas; no tienen filtros, ni prejuicios, y no se complican tanto las cosas como los adultos", sostienen estos emprendedores que han hecho del escapimo y del boom de las escapes room su pasión y su modo de vida. Si aún no tienes claro si probar esta experiencia, Alejandro y Laura te la resumen: "El hecho de estar sumergido totalmente en una historia y el ser capaz de ir superando pequeños retos te dan un subidón enorme; la gente resuelve desafíos que pueden llegar a ser muy intensos y, a veces, hay personas que han salido dando saltos, gritos, revolcándose por el suelo, alucinando, tocando las palmas al haberlo conseguido en los últimos segundos… la verdad que es muy bonito".