Antonio Rodríguez, el joyero de San Francisco, se jubila a finales de este año dando el relevo a la cuarta generación. "Ellos van a seguir con la tradición", asegura Rodríguez, que en el 40 aniversario de su comercio Joyería San Francisco, da vía libre para que sus hijos, Alejandro y Mercedes Rodríguez, abran la puerta de las nuevas tecnologías al negocio familiar. "Ellos van a hacer lo que yo no he hecho", ríe Antonio tras el mostrador. "Creo que hay que moverse, si no esto se va muriendo poco a poco", destaca Alejandro, que sabe que a día de hoy las nuevas generaciones compran de manera online y menos en físico. Es por ello que la Joyería San Francisco se recicla tras llevar cuatro décadas abierta junto a plaza Esteve, en Jerez. No obstante, la historia de este comercio familiar empieza años antes.

Ladislao Rodríguez, natural de Madrid y abuelo de Antonio, abrió en 1921 una pequeña tienda en calle Doña Blanca donde vendía relojería, platería y óptica. Fue en 1935 cuando su hijo Ricardo Rodríguez recogió el legado de su padre, y décadas más tarde, sus tres nietos: Ricardo, Antonio y Ladislao Rodríguez. En 1978, ante el éxito que había tenido el comercio familiar, Antonio decidió emprender un nuevo establecimiento en calle San Francisco, en homenaje al edificio adyacente, la iglesia de San Francisco.

"Llevo en el oficio desde los 14 años y a los 25 quise abrir un nuevo punto de venta", narra. Por aquel entonces, el mediano de los Rodríguez trabajó junto a una de sus hermanas, su cuñada y otra empleada. "Hasta ahora, que mis hijos han empezado a trabajar aquí", incide mientras señala a Alejandro, de 26 años, y a Mercedes, de 32. "Él terminó su carrera de Periodismo y estuvo en verano haciendo radio y televisión, y ella es economista", los presenta su padre con orgullo. No obstante, ambos, ante la depresión económica de la crisis de 2008, se encontraron en el paro y vieron en la joyería una oportunidad de trabajo.

"Ellos se han formado, con cursos para joyería y relojería, para intentar llevar adelante el negocio", indica Antonio. Su hijo confiesa que al principio no había manera de que él envolviera los regalos. "Pero ahora te envuelvo lo que quieras", bromea. Y es que ambos aprenden junto a Antonio y Beatriz Sambruno, empleada de la joyería desde hace 14 años. Con un buen producto —como relojes de primeras marcas y joyas de plata y oro— y un servicio cercano, esta familia joyera ha conseguido mantener una clientela habitual que año tras año acude para reparar su reloj o, por qué no, diseñar una sortija nueva a gusto del comprador. Joyería San Francisco dispone de servicio técnico de joyería y relojería, además de un servicio especial con posibilidad de hacer artículos personalizados.

Los hijos de Antonio quieren darle un aire fresco a la tienda y encontrar una nueva clientela a través de internet. Es por ello que hace cuestión de una semana que han lanzado su propia página web de venta online, además de arrancar perfiles en Facebook, Instagram y Twitter. Antonio Rodríguez no ha dudado en ceder el testigo del comercio que él mismo levantó, en las manos Alejandro y Mercedes. "¡Quiero aburrirme!", espeta entre risas sobre lo que hará cuando se jubile. Pero quién sabe si colocará una sillita en el interior del establecimiento para acompañar a sus hijos en su nuevo camino como empresarios.

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Claudia González Romero

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