El 'rosco' de los 1,8 millones de euros

Gálvez y concursantes de 'Pasapalabra'.

El joven malagueño David Leo, tras 109 programas, se hace con el mayor premio de la historia de 'Pasapalabra' desde que se emite en Telecinco.

Nada menos que 109 programas le ha costado a David Leo García, joven poeta malagueño de 27 años, completar el rosco de Pasapalabra y hacerse con el mayor premio de la historia del programa desde que se retransmite en Telecinco: 1,8 millones de euros. En su etapa en Antena 3, Eduardo Benito (2006) se llevó un bote de casi 2,2 millones de euros.

"Rescate, dinero que se da para redimir a un cautivo"… Esa fue la definición de la última palabra que le quedaba para cerrar el círculo, “ranzón”, que le hace pasar a la historia del concurso al ganar el premio más alto concedido hasta la fecha, un mérito que en su día tuvo el jerezano Manuel Romero Bejarano, que en 2004 se hizo con algo más de un millón de euros tras estar 51 días concursando.

El malagueño, que vive en Barcelona con su novia, supera así a Juan Pedro Gómez, que en julio de 2013 obtuvo el que hasta ahora era el premio más elevado entregado por este concurso televisivo. David Leo trabaja como profesor de español para extranjeros y fue en 2013 cuando empezó a prepararse para concursar en Pasapalabra realizando de forma virtual multitud de roscos y apuntando palabras que clasificaba por campos semánticos y por letras, informa la cadena. Fue en diciembre de 2015 cuando se presentó al casting del concurso y en febrero cuando participó por primera vez.

David dedicaba cuatro horas diarias a entrenar, una táctica que le ha terminado dando un gran resultado. El malagueño es un apasionado del cine, el ajedrez, la cocina, y los campeonatos de Trivial, en los que participa dos jueves al mes. Leo también fue el ganador más joven de la historia del Premio Hiperion de poesía, con 17 años, y es participante habitual en recitales de poesía.

"Grabábamos tres programas diarios y me sentía a veces casi agotado. Además, he invertido un mínimo de cuatro horas diarias en estudiar de todo, aprendiendo palabras raras de esas que tanto les gusta poner en el 'rosco' final", señala Leo, que remata: “El factor azar puede hacer estragos pero creo que los nervios no me han bloqueado".