El Ayuntamiento de Sevilla tardó apenas unas horas en limpiar la pintada sobre el río Guadalquivir, a la altura de la calle Betis, en Triana, este jueves. Una decisión rápida que movilizó tuits del alcalde, José Luis Sanz, contra un mensaje que decía "Palestina Libre".
"Vamos a combatir el vandalismo y endurecer las sanciones para que no se repitan hechos despreciables como éste. La pintada estará quitada a lo largo de la mañana. No podemos consentir ataques al patrimonio y pintadas que destrozan nuestra imagen", dijo Sanz.
Sin embargo, hay otras pintadas y destrozos en otros barrios de Sevilla, o incluso en el mismo casco histórico, que el Ayuntamiento no ha arreglado en los cuatro meses que lleva en el poder. Unas pintadas sobre las que el PP, indirectamente, hizo campaña al hablar del mal aspecto de la ciudad.
El edificio de Bienestar Social en el entorno de la Alameda cuenta con numerosas pintadas a su alrededor. Es solo uno de millares de ejemplos por la ciudad. En esas pintadas, hay unos caramelos que suben desde la acera hasta la apuerta, una intervención artística que está ensuciada con otras pintadas en el edificio municipal.
Tan solo hay que dar un pequeño paseo por la Alameda de Hércules para comprobar cómo hay zonas degradadas. Calles completas con pintadas que afectan incluso a portales de viviendas.
En los barrios, la situación de abandono de paredes es evidente. Por ejemplo, en el entorno de La Pirotecnia, con pintadas desde hace años. Por no hablar de La Cartuja. O de barrios degradados, por donde no ha pasado un pintor municipal en muchísimo tiempo.
