El Real Alcázar de Sevilla abrirá al público por primera vez la Cripta del Patio de Banderas, un espacio arqueológico que permanecía cerrado desde la finalización de las excavaciones entre 2008 y 2014. La iniciativa consiste en visitas guiadas de carácter divulgativo, dirigidas a grupos reducidos con acceso gratuito para nacidos o residentes en Sevilla capital.
Las visitas comenzarán el próximo 15 de septiembre y se ofrecerán tres días a la semana: martes, jueves y sábados, a las 10:30 horas. Debido a la naturaleza y conservación del espacio, el aforo estará limitado a 15 personas por grupo. Además, por razones técnicas, no se permitirá el acceso a personas en silla de ruedas o con dificultades para permanecer en espacios cerrados.
Desde la delegación de Hacienda se ha valorado esta apertura como una muestra del compromiso del monumento con la ciudadanía. Se busca acercar la historia menos conocida del Real Alcázar a los sevillanos, permitiendo descubrir un lugar excepcional que explica los orígenes de Sevilla a lo largo de dos mil años.
La dirección del Alcázar enmarca esta iniciativa dentro de sus objetivos de difusión del monumento y sus valores históricos. Hasta ahora, la Cripta del Patio de Banderas había estado reservada exclusivamente a la investigación arqueológica, por lo que estas visitas suponen la primera experiencia estructurada para el público general.
Los trabajos y la antigüedad
Las excavaciones realizadas en el Patio de Banderas cubrieron una superficie de 700 metros cuadrados y documentaron una secuencia histórica ininterrumpida desde el siglo IX a.C. hasta el siglo XII. Finalizados los trabajos en 2014, el espacio fue protegido con una cubierta provisional, quedando visible únicamente la cripta arqueológica, que ahora se abre a los visitantes.
El enclave tiene un valor patrimonial único en Sevilla. En sus 1.000 metros cuadrados se conservan restos que permiten explicar los primeros 2.000 años de historia de la ciudad, desde hornos de cocina del Bronce final, estructuras romanas asociadas posiblemente a un horreum, vestigios paleocristianos y visigodos, hasta elementos constructivos de la Alcazaba islámica. Esta secuencia conecta directamente con la historia arquitectónica del Alcázar, cuyo origen se sitúa en el siglo XI.
La apertura pública de la cripta ofrece una oportunidad para conocer el origen y evolución de Sevilla a través de uno de sus espacios arqueológicos más relevantes. Con esta iniciativa, el Real Alcázar refuerza su papel como lugar de conocimiento, memoria y participación ciudadana.
