Un agente de la Policía Nacional ha sido condenado a pagar una multa de 1.080 euros por propinar un “tortazo con la mano abierta” a un joven a la salida de una discoteca en el polígono Carretera Amarilla de Sevilla. La agresión se produjo mientras la víctima protestaba por la atención prestada a otro joven que había solicitado asistencia sanitaria.
La información, adelantada por Diario de Sevilla, señala que el policía arrastró al joven hasta el vehículo patrulla y le propinó el golpe, que provocó un ojo morado. Inicialmente, la víctima reclamó más de diez años de prisión para el agresor, pero durante el juicio suavizó sus pretensiones y retiró la acusación contra un compañero del policía. El único encausado evitó la cárcel y la inhabilitación, aunque el tribunal lo condenó por un delito de lesiones leves y destacó que su condición exige un cuidado y respeto adicional en el ejercicio de sus funciones.
La Sección Primera de la Audiencia, en una sentencia fechada el 9 de octubre, impuso a José Antonio A.C. tres meses de multa con una cuota diaria de 12 euros y lo obligó a indemnizar al joven con 350 euros. Además, lo absolvió de los cargos de detención ilegal, denuncia falsa y falso testimonio. La resolución, facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), aún no es firme.
El incidente ocurrió entre las 5.30 y las 6.00 horas del 13 de febrero de 2022 frente a la discoteca Theatre, en la calle Economía. Los agentes investigaban una denuncia de agresión sexual mientras otro joven requería asistencia. Ante la tardanza de la ambulancia, varias personas comenzaron a increpar a los policías por su aparente inacción, provocando la confrontación con la víctima.
La intervención policial
Durante la intervención, el policía levantó al joven que se había sentado en medio de la calle y lo trasladó hacia un lateral del vehículo patrulla. Según la sentencia, tras intentar colocarlo en posición de seguridad para el cacheo y ante la negativa del joven a cooperar, el agente lo levantó parcialmente y lo lanzó al suelo, propinándole un golpe en cuello y mandíbula. La víctima continuó girándose, dificultando la identificación por parte del policía.
La agresión fue presenciada por varios testigos y grabada en vídeo. El joven sufrió hematoma periocular derecho y contusión lumbar, con una recuperación de una semana. La condena se sustenta en su testimonio, el de dos testigos —uno de ellos desconocido para la víctima—, partes médicos, informe forense y cuatro vídeos que evidenciaban la agresión. El propio agente reconoció el hecho, asegurando que se trató de una bofetada y no de un puñetazo.


