Antonio Guerrero Camargo, fundador de la cadena Mariscos Emilio, falleció en la madrugada del domingo al lunes a los 85 años, a pocos días de cumplir 86 en enero. Guerrero Camargo fue reconocido por su trayectoria empresarial y su visión particular de la hostelería, que le permitió consolidar un negocio emblemático en Sevilla.
El nombre del establecimiento rinde homenaje a su padre, Emilio, quien inició la venta de mariscos de manera modesta con un canasto que aún se conserva como símbolo en los locales. En señal de respeto por su fallecimiento, todos los restaurantes de la cadena permanecerán cerrados hasta el 9 de diciembre.
La trayectoria de Guerrero Camargo fue reconocida por el Ayuntamiento de Sevilla, que le otorgó la Medalla de la Ciudad en 2017. El funeral se celebró este martes 9 de diciembre a las 9:30 en la Capilla de los Marineros, en un acto que reunió a familiares, amigos y representantes del sector hostelero local.
Medio siglo de negocio
Guerrero Camargo abrió el primer local de Mariscos Emilio en San Juan de Aznalfarache en 1970, un establecimiento que con el tiempo se convirtió en un referente de la ciudad y en punto de encuentro habitual para sevillanos y visitantes. Su modelo de negocio, basado en la excelencia del producto y la atención al cliente, le situó entre los empresarios más reconocidos de la restauración local.
En la Medalla de la Ciudad, el Ayuntamiento de Sevilla quiso destacar su contribución al desarrollo económico y social de la capital andaluza. La Hermandad de San Gonzalo también expresó su pesar por la pérdida, subrayando la estrecha relación del empresario con la vida cofrade del Barrio León. Su fallecimiento deja un vacío notable en la hostelería y la comunidad sevillana, consolidando su legado como parte de la historia reciente de la gastronomía local.