El mundo del arte llora la pérdida de Antonio Agudo, uno de los grandes referentes de la pintura sevillana contemporánea. El artista, autor de los retratos oficiales del rey Juan Carlos I que se conservan en el Palacio de la Zarzuela, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y la Universidad de Sevilla, ha fallecido este pasado jueves en su ciudad natal a los 85 años.
La noticia ha provocado numerosas muestras de pesar en la capital andaluza. El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, manifestó su duelo a través de X, donde definió al pintor como "un referente de la pintura contemporánea y amante de su ciudad, de Sevilla". Además, ha mantenido que deja “un legado artístico impagable”, recordando, además, su trascendencia en el ámbito docente de la Universidad de Sevilla.
Una vida ligada al arte desde la infancia
Antonio Agudo comenzó su formación artística a los 12 años, cuando ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla. Más tarde se convirtió en alumno de la Escuela Superior de Bellas Artes, institución en la que también desarrollaría gran parte de su trayectoria como profesor.
Durante su carrera, supo compatibilizar la enseñanza con una intensa actividad pictórica. Realizó numerosas exposiciones de grabado, dibujo y pintura en ciudades de España y América, entre ellas Washington, Madrid, Quito, Cádiz y Sevilla, consolidando su prestigio tanto en el ámbito nacional como internacional.
Maestro de generaciones de artistas
Entre 1971 y 1977, Agudo impartió las asignaturas de Dibujo y Grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla. A partir de 1987 y hasta su jubilación, se dedicó a la enseñanza de Bodegones y Figura humana, influyendo en varias generaciones de estudiantes que hoy destacan en diferentes disciplinas artísticas.
Su estilo se encuadra dentro del realismo abstracto y figurativo, con una especial dedicación a la representación de la figura humana, motivo central de buena parte de su producción y que se convirtió en su sello personal.
Reconocimiento del mundo cultural
La noticia de su fallecimiento también ha tenido eco en el ámbito cultural. Desde la Galería Haurie, con 50 años de historia y una de las más prestigiosas del país, han manifestado su pesar: “Con enorme tristeza nos unimos al dolor de su querida familia por la inesperada pérdida de Antonio Agudo, gran amigo nuestro al que admiramos como artista y como persona. Gracias Antonio, hasta siempre”.
Su muerte deja un vacío en el panorama artístico sevillano y nacional, pero también un legado inmenso que perdura tanto en sus obras como en la memoria de quienes fueron sus alumnos y colegas. Sevilla despide así a un creador que dedicó su vida al arte y a la enseñanza con la misma pasión.
