La Hispalense se blinda con seguridad privada tras el desalojo de la UIP: "Es una sobrerreacción"

La acampada pro Palestina, que ha estado un mes en las afueras, acaba tras la intervención policial del lunes. El desconcierto se apodera de la comunidad universitaria. El Rector habla de "actitud violenta" que varias fuentes niegan

Las protestas en el Rectorado de la Hispalense, este martes, tras el desalojo policial de la noche anterior.
Las protestas en el Rectorado de la Hispalense, este martes, tras el desalojo policial de la noche anterior. MAURI BUHIGAS
11 de junio de 2024 a las 21:00h

El Rectorado de la Universidad de Sevilla vivía este martes con poca normalidad una jornada que otros años es una más de exámenes, tutorías, entregas de trabajos de final de grado o máster y apuntes por los pasillos. Hace prácticamente un mes, junto a la entrada por calle San Fernando se iniciaba una acampada estudiantil para visibilizar la situación de Palestina. A lo largo de las últimas décadas, desde aquellos tiempos del final del franquismo, o los tiempos del Cojo Manteca, es habitual que la universidad sea espacio de protesta.

La jornada del lunes comenzó con la ocupación de los estudiantes del decanato de Filosofía. Hasta esta jornada, no había habido bullicio por los pasillos, explican varias fuentes. La protesta, limitada en general al patio exterior del rectorado, con tiendas de campaña y sin apenas incidencias. Entre las pocas, denuncia de trato racista a uno de los acampados, o identificaciones que podrían considerarse innecesarias. 

El rector, Miguel Ángel Castro, ante la presencia en estas dependencias de los estudiantes durante el lunes, pidió por escrito la presencia policial para el desalojo. Lo hizo incluso ante el registro. Acudió la UIP, con cascos y porras. Lo hicieron después de que en la mañana ya hubiera un primer conflicto con personal de seguridad. En las últimas horas de la jornada, fue ya la Policía Nacional la que llevó a cabo el desalojo por la fuerza. Las imágenes son las de refriegas en los pasillos, tratando de forzar una puerta, o un agente yendo al suelo con un estudiante.

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Seguridad privada, en la única puerta habilitada al Rectorado este martes.  MAURI BUHIGAS

Según explican desde la acampada, han sido tres los heridos que les constan: una persona con daños en una mano tras un incidente en una puerta con seguridad privada, otra con un moratón en la espalda y otra con cortes, estos dos últimos por la actuación de Policía Nacional. El corte, porque se rompió un cristal en el decanato de Filosofía y en la reducción al suelo del estudiante se produjeron los cortes.

Este martes, en la resaca de los incidentes, la Universidad de Sevilla ha amanecido prácticamente blindada. La puerta de acceso al Rectorado por calle San Fernando ha permanecido cerrada. La única entrada posible, en la avenida del Cid, con varios miembros de seguridad privada revisando carnés de la Hispalense y preguntando qué iban a hacer. Oficialmente, solo se permitía acceso para exámenes o tutorías, además de trabajadores. Una pareja preguntaba en los alrededores si se podía acceder a la capilla. Algunos docentes incluso han tenido problemas. Y ni restos de las tiendas de campaña, que han sido desmontadas.

El rector, en un comunicado, ha insistido en que se ha actuado correctamente, tras "la ocupación de nuestros espacios por parte de un conjunto de personas que han ido progresivamente deteriorándolos y han limitado el libre movimiento y desarrollo de las actividades de esta Institución pública de Educación Superior. Por parte de la Universidad se han intentado vías de negociación y de comunicación con los ocupantes. Todos los intentos de reconducir su inaceptable actitud han sido infructuosos, sin que haya podido apreciarse voluntad alguna de diálogo por parte de los miembros de ese colectivo que incluso en reiteradas ocasiones ha rechazado identificarse ante los representantes de la Universidad".

Habla Castro de un "incremento de la hostilidad y la agresividad en las últimas fechas". "En el día de ayer, un conjunto de estas personas ha asaltado el decanato de la Facultad de Filología, ha ocupado sus dependencias montando barricadas con diverso material de nuestro mobiliario y ha agredido a una persona contratada en nuestra institución".

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Estudiantes, sin poder acceder al recinto, con una bandera de Palestina en la reja.  MAURI BUHIGAS

La solicitud a la Delegación del Gobierno ha consitido en "que se proceda a la identificación y al desalojo de estas personas, que han invadido espacios reservados donde desarrollan su actividad servidores públicos y cargos académicos de esta Universidad" y en que "se proceda al desalojo para el posterior desmantelamiento de la acampada establecida en el jardín ubicado en la lonja de este edificio, el cual tiene la catalogación de bien de interés cultural especialmente protegido".

Igualmente, pide "disculpas a toda la comunidad universitaria que ha resistido con educación académica y con lealtad institucional toda esta situación". "En nuestra Universidad, nadie es más que nadie. Y en nuestra Universidad cada uno tiene la responsabilidad democrática que nos hemos otorgado en nuestro sistema de autogobierno. No permitiremos que nadie vulnere eso. Son nuestros principios, para estudiantes, para personal técnico, de gestión y de administración y servicios y para docentes. Nunca permitiremos que individuos aislados marquen nuestro rumbo".

Esta postura contrasta con algunas voces que se pueden palpar en la comunidad universitarias. Los estudiantes que han estado acampados hasta ayer insisten en que ha faltado diálogo por parte del rector. De hecho, el caso del desalojo en la Universidad de Sevilla es de los pocos en los que se ha procedido con una petición de intervención por parte de la Policía Nacional, una imagen nada habitual. Fuentes consultadas por lavozdelsur.es insisten en que incluso esta petición ha causado cierta sorpresa por parte de las autoridades.

Una concentración pro Palestina en la Universidad de Sevilla.
Docentes que sí pudieron acceder por la mañana al Rectorad muestran su apoyo a los estudiantes.  MAURI BUHIGAS

Carlos Ochoa, uno de los encargados de la comunicación de la acampada, acusa al rector de mentir, que incluso por mail "hemos explicado nuestras reivindicaciones" respecto al desarrollo de las protestas. "Decidimos entrar en el decanato para que se nos escuchase. Pero entró la Policía dándonos hostias. Y hay responsables, el rector y la Subdelegación del Gobierno, a los que pedimos su dimisión. No se puede venir a reprimir a los estudiantes. Ni en tiempos del franquismo entraba la Policía en las universidades".

Uno de los docentes de la Universidad de Sevilla que se ha encontrado a primera hora las puertas del Rectorado cerradas Rubén Ibán Díaz Parra, del departamento de Geografía Urbana. "Desde que empezó la acampada, o desde los días antes, cuando cerraron el patio para una asamblea, desde el Rectorado se pusieron muy nerviosos, y sobrerreaccionando todo el tiempo". 

El problema, explica, no ha sido para él la actitud de los estudiantes acampados, sino esa respuesta ofrecida por la Universidad de Sevilla, "con seguridad por todo el edificio, en los pasillos", y especialmente con el blindaje acaecido este martes. "Es una sobrerreacción sobre una sobrerreacción. Nos han interrogado para preguntarnos por qué queríamos entrar por la mañana. Retenidos en las puertas...". 

Todo esto, "desde fuera, y como espectador, porque no he estado ni siquiera en una asamblea, me parece una torpeza del rector, ha puesto por delante el amplio cuerpo de seguridad en el edificio. Ha faltado mano izquierda. Me parece una gestión nefasta. Cuando ha sacado el escudo, ha ido provocando esta situación". En ello, ve "un alejamiento del cuerpo rectoral hacia los estudiantes e incluso los profesores. Están en su mundo y eso le ha impedido gestionarlo de otra manera. La única vez que se ha notado algo ha sido este lunes cuando a las dos acudieron cantando al decanato de Filosofía", cuando comenzó la ocupación que acabó con el desalojo de la UIP. "Pero siempre ha sido en actitud pacífica lo que he visto, sin problemas. Algunos de los que están ahí son alumnos míos y son buenas personas hasta donde sé. Es ridículo todo".

Un par de estudiantes charla a través de una reja. Señalan que no están de acuerdo con las protestas pero prefieren no dar nombres porque sus opiniones no son las más populares. Por varias razones. Primero, porque consideran que lo que ocurre en Palestina está "muy lejos" y preferirían que las protestas fueran por los problemas "de nuestro país. Yo protestaría por los contratos precarios, los problemas de vivienda, pero no por Palestina, porque hay barbaridades en ambos bandos, tanto palestinos como los israelíes". De hecho, dicen, ni siquiera por los problemas de aquí acamparían. "Causan molestias en los exámenes, en esta época del año, no estamos de acuerdo". "Y porque romper relaciones con universidades en Israel no valdrá para nada, es la casa por el tejado".

La mayor parte de la comunidad universitaria se ha mantenido distanciada de las acampadas. Ni a favor ni en contra. Según señalan los acampados, sí han notado apoyos. Pero igualmente con cierta distancia. Carlos Ochoa, el estudiante de derecho que ejerce este martes como portavoz, en cambio, lo tiene claro. "Si me pierdo un examen por esto, pero entiendo que es mi responsabilidad. Ponderando mis intereses, prefiero pelear contra un genocidio".

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Pablo Fdez. Quintanilla

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