El área de Seguridad Privada de CSIF Sevilla ha reclamado este jueves a la Dirección del Hospital Virgen del Rocío que refuerce de manera urgente los medios humanos y materiales destinados a la protección del centro. El sindicato sostiene que esta medida es necesaria para responder “al nivel de riesgo al que se enfrenta a diario el personal de seguridad, así como el conjunto de trabajadores del sistema público de salud”.
En el escrito remitido al hospital, CSIF subraya además que fue el servicio de seguridad privada quien actuó en primera instancia durante el grave incidente ocurrido ayer, “neutralizando la amenaza y reduciendo al agresor” antes de la llegada de la Policía Nacional. La central sindical denuncia que la Dirección del centro “ha hecho invisible la decisiva actuación” de estos profesionales, pese a que su intervención, remarcan, fue determinante.
“No se puede hacer invisible esta decisiva actuación”, insiste el comunicado, que destaca la labor “profesional y valiente” de los vigilantes, cuya rápida reacción evitó “una posible tragedia, en un incidente de extrema gravedad”. CSIF recuerda que los objetos intervenidos al individuo —botes de gasolina, una navaja, otra arma blanca, un bote de gas para recargar mecheros y un mechero modificado para no apagarse— evidencian “el elevadísimo riesgo potencial de incendio y de daño a personas” generado en una zona concurrida del centro sanitario.
Según trabajadores, responsables sindicales y testigos, el individuo inició su ataque nada más acceder al área de atención, lanzando un bote de cristal contra las mesas y esparciendo gasolina por la zona. La acción provocó que usuarios y profesionales huyeran de inmediato. Acto seguido, el agresor se dirigió al despacho de la responsable del área, donde logró atrincherarse con ella, atrancando la puerta y arrojando un segundo bote de gasolina en el interior.
Los vigilantes de seguridad acudieron rápidamente y consiguieron abrir la puerta, pese a que el hombre trató de impedirlo lanzando cuchilladas desde dentro. Una vez en la sala, el agresor se colocó tras la trabajadora sanitaria, utilizándola como escudo humano mientras empuñaba un martillo y un cuchillo. En un momento crítico, cuando dejó el cuchillo sobre la mesa para recolocarse, los vigilantes se abalanzaron sobre él, lograron reducirlo y lo engrilletaron. Mantuvieron la situación bajo control hasta la llegada de la Policía Nacional, que procedió a detenerlo.


