La Catedral de Sevilla no solo destaca por su imponente arquitectura, sino también por el tesoro acústico que guarda en su icónica torre: la Giralda. Este campanario, considerado el que más campanas alberga en España, cuenta con un total de 24 campanas, distribuidas entre 18 de volteo y 6 de badajo, utilizadas para marcar el paso del tiempo y celebrar grandes ocasiones religiosas.
Entre los diferentes tipos de toques que se ejecutan, se encuentran los diarios, festivos y aquellos extraordinarios, como el anuncio de la elección de un nuevo Papa o la conmemoración de grandes solemnidades. Su sonoridad no solo es monumental, sino también cargada de historia.
Una campana del año 1400 sigue en pie
La campana más antigua se encuentra en la parte superior del campanario. Aunque el reloj al que estaba asociada desapareció hace siglos, esta campana del año 1400 todavía permanece como testigo mudo del paso del tiempo. Las 24 campanas, todas con nombre propio, constituyen un conjunto singular con gran valor simbólico.
Estos son sus nombres: San José, San Sebastián, San Laureano, San Isidoro, San Hermenegildo, San Juan, San Pablo, San Pedro, San Fernando, San Juan Bautista, Santiago, San Cristóbal, San Miguel, Santa Cecilia, Santa Justa, Santa Rufina, Santa Lucía, Santa Florentina, Santa Bárbara, Santa Inés, Santa Catalina, Santa María la Mayor, Todos los Santos y Santa Cruz.
La Giralda, que se levanta majestuosa hasta los 94 metros coronados por el Giraldillo, fue originalmente el alminar de la mezquita almohade. Su construcción comenzó en el año 1184 y concluyó en 1198, con arquitectos como Ahmed Ibn Baso, Ali de Gomara y Hernán Ruiz II, quien más tarde intervendría para adaptarla a su función actual.
De alminar islámico a campanario cristiano
Construida sobre un basamento de piedra romana y un cuerpo principal de ladrillo, la torre contaba originalmente con un remate islámico compuesto por tres bolas de bronce, destruidas en el terremoto de 1365. A partir de 1558, el cabildo de la Catedral decidió remodelar la torre y confió el proyecto a Hernán Ruiz II, quien añadió el actual cuerpo campanario y templetes.
La unión entre el cuerpo renacentista superior y el alminar islámico inferior se realizó, según expertos, “de forma perfecta y armoniosa”, combinando estilos de dos culturas distintas separadas por más de cuatro siglos, en una muestra única de fusión arquitectónica en Europa.
Como dato curioso, la Giralda está plagada de grafitos e inscripciones, muchos de ellos institucionales. Uno de los más destacados recuerda la visita del Papa Juan Pablo II en 1993, con una placa que reza: “Alabad sea Jesucristo, el día 12 de junio de 1993 el Papa Juan Pablo II…”, recordando su ascenso al primer balcón junto al entonces arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo.
Junto a esta placa, aparecen otras inscripciones antiguas en caracteres arábigos, entre ellas una que indica que el califa Abu Ya'qub Yusuf mandó construir la torre en 1184, finalizada en 1197 por Ali al-Gumari. La misma placa recuerda que Hernán Ruiz la renovó en 1568, dándole su función cristiana actual: el campanario más completo de España.