La Esperanza de Triana culmina su Misión: así regresó a su capilla celebrando el 75 aniversario del dogma de la Asunción

Procesión multitudinaria en la vuelta a la capilla de los Marineros tras la misión evangelizadora desarrollada en las parroquias del Polígono Sur

Sevilla no quiso perderse a su Esperanza de Triana en el 75 aniversario del dogma de la Asunción.
02 de noviembre de 2025 a las 09:47h

El 1 de noviembre de 1950, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Papa Pío XII proclamó el Dogma de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al Reino de los Cielos. Mientras en el Vaticano se hacía historia para el catolicismo, el barrio de Triana lo vivía con fervor acompañando a su Esperanza por las calles. Aquel día, la Esperanza de Triana procesionó de manera extraordinaria, tras haber pasado la noche junto a la Señora Santa Ana, en un hecho que los vecinos recuerdan como “un acontecimiento inolvidable”.

La jornada quedó grabada en la memoria colectiva del arrabal, que vio en su Virgen de la Esperanza el reflejo del dogma recién proclamado. Triana unió así la devoción mariana universal con su propia identidad popular, en torno a la figura que desde hace siglos considera su tesoro más preciado y que reza con cariño como Abuela Santa.

La Esperanza de Triana culmina su Misión con una procesión triunfal

Setenta y cinco años después, la historia volvió a repetirse con otro momento memorable. La Esperanza de Triana puso fin a la Misión de la Esperanza y celebró el 75 aniversario del Dogma de la Asunción con una procesión triunfal de regreso a su capilla de los Marineros. Miles de personas acompañaron a la imagen por las calles de Sevilla. 

La misión evangelizadora, desarrollada en las parroquias del Polígono Sur, culminó con un besamanos, un triduo y una Solemne Función presidida por el arzobispo de Sevilla, que puso el broche a una programación de cultos marcada por la participación masiva de fieles. Según se destacó en los oficios, la visita de la Esperanza a las zonas más humildes de la ciudad buscaba “llevar un mensaje de fe, consuelo y cercanía”.

La dolorosa de la calle Pureza cerró esta misión con una procesión gloriosa y multitudinaria que la devolvió a su barrio entre vítores y oraciones. El regreso se aceleró ligeramente ante el riesgo de lluvia, sin que eso restara brillantez a un recorrido que se convirtió en símbolo de devoción popular. 

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Rubén Guerrero

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