La Gerencia de Urbanismo será la encargada de recuperar la cruz de la plaza de Santa Marta, vandalizada la pasada madrugada del sábado al domingo. Un símbolo sevillano. Porque no está a la vista de montones de turistas, sino ligeramente escondida. Es un rinconcito de pura sevillanía. Será el Servicio de Conservación de Monumentos el que proceda a la restauración, según explicó el delegado Juan Bueno.
El acto es lamentable y obra de cafrerío de los muchos que se ven en Sevilla. No es por otra cosa que el Ayuntamiento apunta a una ordenanza contra las despedidas de soltero: hay horas y zonas en las que existe una evidente ausencia de civismo. Una norma que ofrezca un marco sobre el que actuar jurídicamente contra quien la líe. Y todo apunta a que el destrozo en la cruz no es obra de un acto antirreligioso, sino que los primeros datos dejan entrever más el problema de la falta de civismo que otra cosa.
Según explicaba el Ayuntamiento este lunes, al estudiar la pieza se saca una conclusión: alguien intentó subirse a la cruz. "Los técnicos municipales han concluido que la fractura y posteriores desprendimientos se han producido como consecuencia de un acto vandálico al intentar subir o colgarse de uno de los brazos del crucero, cuyos pernos de hierro muestran signos de haber sido doblados a causa de un gran peso", explican desde el gobierno local. Así, "los mayores daños se localizan en los brazos del crucero, permaneciendo el stipes y las figuras del crucificado y la Virgen que se encuentran en el mismo, prácticamente intactos".
Eso tiene nombre y apellidos. Es la misma dinámica que se contempla cuando, en verano, turistas se meten en las fuentes. O se intentan hacer fotos subidos a monumentos. Sevilla no es ajena a actos vandálicos de mala leche, ataques contra el patrimonio, por ejemplo, de la Iglesia. Con un aire a aquella 'moda' contra las estatuas de Cristóbal Colón a lo largo y ancho de América, con alguna reminiscencia en nuestro país, si existen actos antirreligiosos. Pero la forma en que fue dañada la cruz apunta a la bravuconada de subirse a elementos urbanos, a tontear para hacerse fotos, etc.
Los restos de la cruz fueron enviados el mismo domingo a la comisaría de La Ranilla, un trabajo fundamental para recomponer el puzle de mármol, obra del arquitecto Hernán Ruiz en el siglo XVI, y que fue limpiada de grafitis este pasado verano. La restauración de la pieza tiene visos de propestar. Ahora mismo, se es optimista con el resultado final: "Los técnicos van a proponer proceder a restaurar este elemento a través del cosido, sellado y reintegrado de las piezas, así como de la previa limpieza de restos de cementos antiguos". Para ello, "redactarán en primer lugar el proyecto que se va a someter a la Comisión Provincial de Patrimonio. Una vez que se haya obtenido el visto bueno, se acometerán los trabajos de restauración al objeto de poder restituir a la mayor brevedad posible la cruz ya restaurada a su lugar original".
Todo, hasta que llegue el próximo vándalo que se considera influencer y quiera volver a subirse a esta cruz. O a cualquier otra.
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