La plantilla de Transportes Urbanos de Sevilla (Tussam) está al límite tras un nuevo ataque a un conductor, y el comité de empresa estudia convocar un paro parcial de una hora el 10 de septiembre para denunciar la «falta de protección» de los trabajadores.
El último incidente ocurrió el pasado domingo en Los Bermejales, cuando un conductor de la línea 34 recibió el impacto de una naranja en el rostro mientras circulaba por la avenida de Francia, obligando a interrumpir temporalmente el recorrido. No es un caso aislado: desde hace tiempo, Tussam ha restringido las rutas de las líneas 30, 31 y 32 en el Polígono Sur, uno de los barrios con menor renta de España, debido a los continuos ataques a los autobuses.
La empresa municipal defiende que estas limitaciones buscan garantizar la seguridad de trabajadores y pasajeros en una zona con problemas de exclusión social y delincuencia. Sin embargo, colectivos vecinales reclaman la vuelta inmediata de los itinerarios, advirtiendo que la suspensión de rutas estigmatiza al barrio y daña su imagen. Según los sindicatos, tras el ataque del domingo no se envió ni asistencia sanitaria ni vigilancia policial.
En duda los protocolos de seguridad
Ante esta situación, los sindicatos han solicitado al Ayuntamiento, propietario de Tussam, y a los grupos políticos autonómicos, que se modifique con urgencia la Ley de Movilidad para que los conductores sean reconocidos como «agentes de autoridad» durante su trabajo, una medida ya vigente en otras comunidades.
También critican que protocolos de seguridad, como el botón de emergencia que conecta el bus con la Policía, o la tramitación de denuncias por agresiones y vandalismo, dejaron de aplicarse hace años. Por todo ello, el comité considera necesaria la convocatoria de un paro de una hora para el 10 de septiembre, como forma de protesta ante la «desprotección» del personal y la «inacción» de las autoridades.



