El grupo de cabras que se hizo viral la pasada semana en Sevilla por ser encontradas en plena capital son originarias de la Sierra de Cádiz. Ecologistas en Acción ha recordado cómo recientemente pasaron por la la pasarela de San Jerónimo para comenzar tareas de desbroce en el vivero del Parque del Alamillo, en Sevilla. La acción tiene como objetivo controlar el crecimiento de especies vegetales como las lantanas, que compiten con el arbolado de este espacio.
El uso de ganado caprino responde a su capacidad ramoneadora, superior a la de otras especies más orientadas al pasto, y se integra dentro de un enfoque de gestión agroecológica de residuos urbanos. En lugar de trasladar los restos de poda a vertederos o centros de compostaje externos, se aprovechan como alimento para el rebaño, que a su vez genera estiércol destinado a la producción de abono orgánico para las huertas ecológicas gestionadas por la misma entidad en el Parque de San Jerónimo.
La iniciativa se ha llevado a cabo con cabras de raza payoya, y con su leche se realiza el famoso queso payoyo. La presencia de estas cabras busca reducir el consumo energético y la contaminación acústica, al prescindir del uso de maquinaria convencional en zonas recreativas. Al mismo tiempo, permite que la ciudadanía entre en contacto directo con animales que, como señalan desde la organización, muchas personas solo conocen a través de medios audiovisuales.
El desbroce con ganado se enmarca dentro del modelo de gestión sostenible del Parque del Alamillo, que cuenta con certificación ecológica del CAAE, y se presenta como una de las diversas soluciones basadas en la naturaleza que se están implementando en este entorno urbano. La propuesta también contribuye a reforzar una visión alternativa del uso del espacio público en clave ambiental y educativa.
Una experiencia replicable en otros municipios
Desde Ecologistas en Acción han subrayado el carácter socioambiental de la iniciativa, así como el apoyo recibido por parte de la dirección del parque. A diferencia de modelos centrados únicamente en la rentabilidad económica, esta intervención apuesta por beneficios sociales y ecológicos, priorizando la colaboración entre instituciones y entidades comunitarias.
La organización ha propuesto que los ayuntamientos valoren la creación de rebaños municipales, gestionados por colectivos sin ánimo de lucro. Además de reducir el uso de herbicidas y facilitar el mantenimiento de espacios agrícolas y forestales, esta medida podría convertirse en una herramienta útil para la prevención de incendios mediante el control natural del matorral.