El Arzobispado de Sevilla ha sido escenario este jueves del acto de hermanamiento entre la basílica de la Esperanza Macarena y la basílica de Guadalupe (México). La firma del acuerdo corrió a cargo de monseñor José Ángel Saiz Meneses, el obispo auxiliar de México, monseñor Francisco Javier Acero, y el hermano mayor de la Hermandad de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero.
Este vínculo une a dos de las devociones marianas más extendidas de la cristiandad. A partir de ahora, cada 18 de diciembre se celebrará en la basílica mexicana la fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza, mientras que la iglesia sevillana acogerá cada 12 de diciembre la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe.
Intercambio de imágenes y rezos por dos pueblos
El hermanamiento contempla también el intercambio de símbolos devocionales. La basílica de Guadalupe custodiará una imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena, mientras que la sevillana recibirá una reproducción de la tilma de san Juan Diego, donde quedó plasmada la Virgen de Guadalupe.
Además, en ambos templos se rezará por los pueblos de México y España, reforzando así la unión espiritual entre las dos comunidades de devotos.
Testigos de honor
El acto contó con los rectores de ambos templos como testigos de honor: José María Losada, por parte de la basílica de la Macarena, y monseñor Efraín Hernández, rector de la basílica mexicana, reconocida con el título de “insigne y nacional”.
En su intervención, el hermano mayor de la Macarena confesó que este hermanamiento “era un anhelo perseguido desde hace unos años por esta Junta de Gobierno y nuestra Hermandad, y que ahora se hace gozosa realidad”.
Devociones universales reconocidas por el Papa
Fernández Cabrero destacó que este acuerdo “supone tender un puente entre dos de las devociones marianas más universales de la cristiandad, ambas reconocidas con la Rosa de Oro que concede el Papa”.
El responsable macareno recalcó que el hermanamiento se enmarca en un contexto especial: “cobra aún mayor valor si cabe en este Jubileo de la Iglesia Católica, en el que estamos llamados a ser peregrinos y llevar a todos los rincones del mundo la esperanza cristiana”.
Con esta unión, las basílicas de la Macarena y de Guadalupe consolidan un lazo histórico y espiritual que trasciende fronteras, reforzando la dimensión del culto mariano.
