Los arroceros de la provincia de Sevilla darán comienzo este miércoles a la campaña de siembra, y lo harán por primera vez en cuatro años con el cien por cien de la superficie disponible. La mejora de las reservas hídricas en la cuenca del Guadalquivir, tras las lluvias registradas en los últimos meses, ha permitido alcanzar este nivel de recuperación en el cultivo.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha aprobado un volumen máximo de desembalse de 363 hectómetros cúbicos para el riego del arroz, lo que supone el 91,6% de la dotación máxima prevista. Esta cantidad se incluye dentro del total autorizado de 1.200 hectómetros cúbicos para el conjunto de los usos agrícolas.
El sector arrocero sevillano, que el año pasado solo pudo cultivar un 68% de la superficie habitual, valora positivamente la situación actual. La disponibilidad de agua embalsada ha mejorado respecto a campañas anteriores, lo que permite retomar la siembra en las fechas habituales. En total, se prevé cultivar unas 36.500 hectáreas frente a las 25.000 sembradas el año anterior.
Desde la Federación de Arroceros de Sevilla se confía en recuperar parte de la producción perdida en campañas precedentes marcadas por la sequía. No obstante, el sector insiste en la necesidad de avanzar en la modernización de los sistemas de riego para mejorar la eficiencia en el uso del recurso hídrico.
Sevilla, clave en la industria arrocera
La siembra del arroz es una actividad clave para la economía del Bajo Guadalquivir, donde el cultivo genera alrededor de 5.000 empleos entre directos e indirectos. La expectativa es que el regreso a una campaña completa contribuya a estabilizar el sector y a dinamizar el desarrollo socioeconómico de la provincia.
Sevilla concentra el 92% de la superficie arrocera de Andalucía y produce casi la mitad del arroz que se consume en España. Esta actividad representa un importante motor económico, con un impacto superior a los cien millones de euros en salarios y un efecto positivo sobre sectores vinculados, como la industria del cangrejo rojo o el turismo gastronómico.
