Antiquísimas imágenes rescatan la historia de la Cerería del Salvador, abierta desde 1845

Ubicada en pleno centro, se ha ido reivnentando para ser más allá de las ceras de los pasos

27 de octubre de 2025 a las 11:50h
Imágenes subidas a redes por la cuenta 'Sevillanía'
Imágenes subidas a redes por la cuenta 'Sevillanía'

En pleno corazón de Sevilla, en la Plaza del Salvador, se mantiene viva una de las tradiciones más antiguas y emblemáticas de la ciudad: La antigua Cerería del Salvador, un negocio que desde 1845 lleva encendiendo la devoción con la misma llama artesanal que hace casi dos siglos. La cuenta de redes Sevillanía ha recordado recientemente su historia, destacando su valor patrimonial y el peso que tiene en la memoria colectiva de la ciudad.

Esta cerería centenaria ha sido testigo del paso del tiempo y del pulso de una Sevilla profundamente ligada a sus tradiciones religiosas. Desde sus talleres, generación tras generación, han salido los cirios, velas y ceras que acompañan cada primavera a los Cristos y Vírgenes de la Semana Santa andaluza, extendiendo su luz por toda la geografía devota del sur.

Sus ceras de paso, los cirios de nazareno o las velas de flores han formado parte de los cortejos procesionales más reconocidos: desde el imponente andar del Gran Poder, hasta el paso solemne de las Esperanzas de Triana y la Macarena, cuenta Sevillanía. Cada pieza elaborada mantiene el sello de la tradición y el trabajo minucioso de los cereros que han hecho de este oficio un arte.

Una imagen del negocio, tiempo atrás
Una imagen del negocio, tiempo atrás, pero 'en la actualidad'.

Pero no todo queda en el ámbito religioso. La empresa ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, llevando su luz más allá de los templos. Hoy, sus productos también brillan en hoteles, restaurantes y servicios de catering, donde se valora su elegancia, su aroma y esa luz cálida e inconfundible que solo la cera artesanal puede ofrecer.

Al cruzar la puerta del histórico local, el visitante se adentra en un espacio que conserva el aire de los comercios antiguos de Sevilla. Detrás del mostrador, entre velas, inciensos y objetos religiosos, se percibe el aroma de la fe y la paciencia de un oficio transmitido de padres a hijos.

Sobre el autor

Juan Antonio Carrasco

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