Un año después, la Basílica de La Macarena ha amanecido sin pintadas, sin referencias. Era un debate presente en Sevilla que se zanjó en la madrugada del 3 de noviembre de 2022. Este 2023 es un día más en un barrio marcado por un lugar de culto a una de las grandes vírgenes de la Madrugá sevillana. Pasó también la Semana Santa. Y nada se habló. Por el primer aniversario de la exhumación de Queipo de Llano y su mano derecha durante la Guerra Civil, el ubriqueño Francisco Bohórquez.
Paqui Maqueda fue la única memorialista que acudió aquella noche La Macarena. Hubo algún conato de rifirrafe con los familiares de ambos exhumados, algún insulto, aunque la cosa no fue a mayores. "No fui la única en enterarme, pero sí la única en acudir. Aquella noche ya mucha gente supo que se iban a sacar los restos", rememora Maqueda.
La Basílica cerró a las nueve de la noche. Comenzaron a retirarse mármoles. Apenas una hora después, es decir, aún el 2 de noviembre, fue trasladado Bohórquez. Unas horas después, Queipo. "Yo quise ir para verlo con mis propios ojos. Permanecí sola dando vueltas hasta que llegó el momento en que le sacaron en una furgoneta blanca". Entonces, los familiares hicieron un pasillo y empezaron a aplaudir.
Maqueda recuerda testimonios de la Posguerra. "Los vencedores iban por las aceras y los demás tenían que bajarse de la acera. Esta vez, me dije, no iba a ser así". Todo, porque "lo hicieron con nocturnidad y casi alevosía, ni avisaron al Gobierno. Yo grité pensando en mis familiares, los cinco represaliados, y me acordé de la gente de Pico Reja". En esas fechas, "ya había 1.400 fuera de la fosa".
El conato de rifirrafe no fue a más. "Me gritaron algo así como 'cállese, hija de puta', pero no me molestó, ni me sentí amenazada. Me sentí apoyada por los perioidstas que había". En este año, excepto en los días posteriores a la exhumación, "no he recibido amenazas ni de la derecha ni de la ultraderecha. Aquellos primeros días, por Twitter sí recibí mensajes, pero no como para sentirme de verdad amenazada".
Echando la vista atrás, Maqueda cree que sí ha sido un día importante para Sevilla. Nada de que todo siga igual, que no hayan cambiado las cosas, como se indica en círculos sevillanos, desde algunos cofrades hasta medios de comunicación. "Ha tenido un poder simbólico y un poder real. Ha tenido repercusión, muestra que la simbología fascista se puede quitar de las calles".
En esa línea está, por ejemplo, referencias al golpe en un azulejo de la Virgen de los Reyes. En concreto, un retablo cerámico de la patrona de Sevilla que hace referencia al 18 de julio de 1936. "¿Qué daño hace retirar esa referencia, no el azulejo en sí? Ninguno". Como daño no ha hecho, dice, "sacar a 1786 hombres y mujeres de una fosa común en Pico Reja. Es un camino que se anda a nivel simbólico y a nivel real".
En este año, asegura, "hay gente que ha entrado por primera vez en La Macarena, porque eran descendientes de represaliados que no querían entrar hasta ahora. Eso es real, de carne u hueso, eso ha cambiado y no se puede negar. La Basílica ha quedado, creo yo, más bonita. Hablamos de que aquello ensubicaba el espacio con su simbología fascista. Eso es así en Sevilla, en Alemania y en cualquier sitio".
En este tiempo, eso sí, perviven esos círculos que ahora incluso han llegado a reivindicar a Queipo por rechazar la exhumación. "El negacionismo y el revisionismo sigue vivo. Pero la verdad, la historia, están ahí. Están los datos", aquellos miles de sevillano a los que Queipo mandó que 'dieran café', como refleja que decía el mayor responsable en Andalucía y Extremadura de la Guerra Civil. "Nuestro discurso es aportar dignifica, no es revanchismo ni odio, es sentido común".
El debate memorialista en Sevilla ocupa hoy menos portadas tras la salida de Queipo de La Macarena. Sin embargo, hay más retos. Uno, para la Asamblea de Familiares y Asociaciones de Memoria Histórica de la Plaza de la Gavidia, algo tan sencillo como que les reciba el nuevo gobierno local. "Hemos solicitado reuniones en julio, agosto, septiembre y octubre. Si no nos reciben, nos manifestaremos frente al Ayuntamiento el 2 de diciembre".
El temor del movimiento es que el ejecutivo de José Luis Sanz elimine la política hasta ahora aplicada por los socialistas en el Ayuntamiento. "Por lo visto se ha cerrado la Oficina de Atención a las Víctimas del Franquismo, y queremos que se quede, que funcione el Consejo Municipal de Memoria, que ha sido un ejemplo por contar con sindicatos, partiso y asociaciones". Hasta ahora, "lo único que ha salido de su boca es que cree que se ha despilfarrado en Memoria Histórica. Pues que nos lo diga a los ojos. No vamos a dar pasos atrás".
Además, queda por delante la fosa Monumento. Si en Pico Reja se ha trabajado para la recuperación de más de 1.700 cuerpos, la fosa Monumento podría albergar más de 7.000 y datarse como una de las mayores del mundo. Diputación ya ha mostrado su apoyo a los trabajos en la fosa, pero el Ayuntamiento no lo menciona. "Parece que los presupuestos municipales no tendrán fondos para memoria". Unas cuentas que aún no están publicadas y que el gobierno popular aún deberá negociar, o con Vox o con la izquierda. Será clave, entonces, las posturas de los partidos. Un debate, el de la memoria, que a un año de la exhumación de Queipo de Llano, sigue vivo.