Adiós al querido Purri, el hombre de las autoescuelas en Los Palacios y parte de Sevilla

Muere a los 73 años Rafael Jiménez Maestre, quien convirtió la Autoescuela Purri de Los Palacios y Villafranca en un referente comarcal después de integrar en su proyecto de formación a toda su familia

Una evocadora imagen de Purri en la época en que empezó como trabajador de Manuel Pérez en Autoescuela Los Palacios
21 de julio de 2025 a las 19:52h

Cuando todo el mundo coincide en señalar “lo buena persona que era” es porque Rafael Jiménez Maestre, más conocido en Los Palacios y Villafranca como El Purri, hizo todo lo posible por no crearse enemigos. Ni siquiera competidores, “porque siempre hubo alumnos para todos y siempre conservamos la amistad”, como indica ahora, a sus 85 años, Manuel Pérez, también conocido en este pueblo del Bajo Guadalquivir como Manuel el de la Autoescuela y con quien empezó El Purri su carrera docente cuando ni siquiera había sacado él el carné de conducir. “Conmigo estaría cuatro años o así, era un chiquillo todavía”, calcula Manuel, que ha lamentado la muerte de su discípulo y luego colega de profesión. 

Era ya a finales de la década de los 60 del pasado siglo cuando un jovencísimo Rafael El Purri comenzó a trabajar de profesor en la Autoescuela Los Palacios, que ni siquiera estaba aún en la Avenida de Cádiz, donde lleva medio siglo, sino en la barriada del Pradillo. “Él no tenía todavía el título oficial de profesor”, cuenta Manuel Pérez, “así que dejó temporalmente su trabajo en mi autoescuela para sacárselo”.

El propio Pérez, que había sido el pionero de las autoescuelas en el pueblo por su trabajo anterior en una de Sevilla llamada San Cristóbal, recuerda ahora, tantos años después, que “cuando volvió ya no había sitio para él porque entonces las plazas y el alumnado, todo, era mucho más escaso”. Sin embargo, El Purri no se arredró, sino que alquiló un local en la céntrica calle Huerta y montó su propia autoescuela (justo enfrente de la actual Peña Sevillista), aunque como todavía le faltaba el título de director, contó con el de un colega utrerano y la llamó Autoescuela Santa María. Corría el año 1977. 

Rafael Jiménez Maestre, el Purri.

Al poco tiempo, con todos los títulos en regla, El Purri llamó a su autoescuela con el apodo que él había heredado de su padre, El Purri viejo que llegó de Torres Alocaz como peón caminero y durante años se instaló –luego por costumbre vital- en la casilla ubicada en la antigua travesía de la N-IV, a la salida norte de Los Palacios y Villafranca. Aquel primer Purri y su señora tuvieron seis hijos, uno de los cuales fue este Rafael que ha dedicado los últimos años de su vida a luchar contra un cáncer de estómago que ha podido más. Contra lo que no pueden las malditas enfermedades es contra la memoria.

Un referente comarcal

“A un hermano de Rafael El Purri, con 14 años, lo atropelló un camión cuando ellos vivían todavía en la pedanía de Torres Alocaz”, recuerda Domingo Elías, su cuñado y trabajador en su autoescuela en los últimos 33 años. “Le gustaban muchísimo las motos y los coches y por eso empezó con Manuel el de la Autoescuela antes de tener el carné siquiera”, recuerda Elías, quien insiste en que era una “buenísima persona, buena de verdad”.

Lo ratifican compañeros de profesión que no han visto jamás en él a un competidor, sino a un padre, “un ángel de la guarda, un familiar, y muy cariñoso”, como recuerda Javier Benedito, dueño de la autoescuela Educatum. “Para mí, se ha muerto hoy mi jefe”, insiste él, que estuvo 13 años trabajando en la Autoescuela Purri, “antes de que la crisis obligara a prescindir de mí temporalmente y yo tuviera que montar la mía propia”. "Rafael tenía un sentido tan sobrenatural de la amistad, que tenía muchísimos amigos y muy buenos amigos, lo cual no es fácil".

Otra imagen de la época.

“Cuando cualquiera me habla de Purri, que pudo haberse convertido en un competidor, o que lo era en teoría, lo aviso de que tenga cuidado porque para mí el Purri es intocable, uno más de la familia, el único jefe que me permito seguir teniendo aunque yo sea autónomo”, insiste Benedito, quien recuerda que “a todos los trabajadores que tuvo siempre los obligaba él a sacarse todos los carnés, aunque solo hiciera falta el de turismo”. “Los trabajadores de El Purri tienen que tener todos los carnés, nos decía siempre, y nos los regalaba: el de camiones, el de autobuses, todos. Era así de generoso”. 

“En el sector de las autoescuelas ha aportado muchísimo”, reconoce Cándida Cruz, la responsable de otra autoescuela de Los Palacios que lo recuerda con cariño desde que oyó hablar de él. “Era el año 1978 cuando yo entré como secretaria en la Autoescuela Los Palacios y allí había dejado una buena huella El Purri”. También habla maravillas de él Antonio Marrufo, que montó su autoescuela en Jerez de la Frontera y que reconoce el don de gentes que siempre caracterizó a El Purri hasta el punto de desempeñar cargos relevantes en la Asociación de Autoescuelas de Sevilla e incluso en la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE). 

Un tándem perfecto con su mujer

Al menos la mitad de Autoescuela Purri ha sido Conchita Elías, la esposa de El Purri, que también acabó convirtiéndose en profesora de la casa y que ha impartido teóricas y prácticas desde hace décadas en las dos sedes con que la empresa ha contado en Los Palacios y Villafranca: una en la calle Martínez Montañés y otra, la mayor, en la Avenida de Cádiz, frente al Ayuntamiento.

“Eran tal para cual”, reconocen sus amigos, “y se han complementado perfectamente desde siempre”. “Desde que se conocieron cuando mi hermana tenía 13 años”, recuerda Domingo Elías, quien ha señalado además la fuerte vinculación que tenía El Purri con la Romería local al ser “uno de los primeros hermanos de la Hermandad de San Isidro” y un feriante integrador de tantos grupos de amigos desde que fundara con algunos una de las casetas con más solera de la feria palaciega, Los Tarantos. Con los años, el Purri fue un puntal fundamental de la caseta Al compás, aunque últimamente era un socio destacado de El Buscón. 

Medio pueblo está hoy de luto “porque todo el mundo conocía al Purri”, reconocen sus trabajadores. Lo sienten especialmente su viuda, sus hijos Rafa y Conchi y sus nietos. La misa por el eterno descanso de su alma será mañana martes 22 de julio a las 11.30 horas en la parroquia del Sagrado Corazón, a la que él y su familia estaban tan vinculados.

Sobre el autor

Álvaro Romero

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