Se apaga (solo oficialmente) la voz de Los Palacios y Villafranca: se retira Paco Márquez

El comunicador más emblemático que ha dado este pueblo sevillano en el último medio siglo se jubila tras dedicarse a explicar por la televisión y por la radio los hitos de la historia democrática local

Paco Márquez, retransmitiendo un Rocío sobre el todoterreno del Ayuntamiento mientras grababa Antonio Rodríguez, el actual director de la radiotelevisión municipal.
08 de noviembre de 2025 a las 19:00h

Se va a hacer raro en Los Palacios y Villafranca asistir a cualquier acto institucional, poner la tele municipal o escuchar cualquier anuncio publicitario sin la característica voz, tan andaluza, de Paco Márquez, el locutor, el periodista, el comunicador, el de la tele, el del ayuntamiento, como ha sido conocido el palaciego Francisco Márquez Moral desde que arrancó por aquí la costumbre de contar lo que pasa, de entretener, de formar y de subrayar -con inolvidables entrevistas casi casa por casa- aquello que en un pueblo siempre en crecimiento (hasta llegar a los 38.500 habitantes) se empezaba a antojar más lejano.

La historia profesional de Paco Márquez es, al cabo, la historia de la democracia local. Los palaciegos que rondan hoy los cuarenta años siempre lo han recordado ahí, como el dinosaurio de Monterroso, y siempre hablando, informando, preguntando. Al principio fue la radio, por supuesto, hasta que nació Radio Unión el día de Andalucía de 1986. Pero, entretanto, también fue la televisión, la de los vídeos comunitarios con los que innovó el emprendedor Antonio Romero El Chano instalando cables por las azoteas del vecindario.

Paco Márquez, en sus años de juventud en Video Flor.

Allí estaba ya Paco Márquez, mucho más menudo, más blanquecino, más cándido, pero con el mismo timbre de voz con el que ha ido narrando el paso del tiempo, las variadas fiestas, las revirás de los pasos, los cambios de gobierno y los sucesos extraordinarios que hoy forman parte de la memoria colectiva cuando otra voz, la casi siempre en off de Cristóbal Contreras, le ofrecía un mano a mano en esa novedad de empezar a explicar lo que ocurría con la libertad que iba ofreciendo la recién nacida democracia.

Primero en la radio y luego en la televisión, el programa A puerta abierta, con jugosas entrevistas en un tiempo sin tiempo en el que no se contabilizaban tan radicalmente las escaletas y cualquier vecino podía hablar sin  prisas de sus cosas, alcanzó mucha popularidad cuando aún no se empleaba el término audiencia. Luego se fundó la televisión municipal, cuando la Expo 92, y Paco Márquez fue el rostro más visible de aquella ventana particular de la tele donde también las cosas locales empezaron a ser noticia y el informativo se hizo no solo diario, sino imprescindible.

Autodidacta de formación y entusiasta de vocación, Paco –que incluso trabajó un par de años para la Cadena Ser en Radio Sevilla— acababa de aprobar por entonces el acceso a la Universidad para mayores de 25 años en la rama de Derecho, pues ni la Universidad de Educación a Distancia ni la propia Universidad de Sevilla ofrecían aún la licenciatura de Periodismo.

"Yo había trabajado en la construcción, y era ya oficial de primera de yesero", recuerda ahora Márquez 

Pero, como les había ocurrido de toda la vida a los cabales del oficio, aquello no fue impedimento alguno para que Paco Márquez soltara definitivamente sus espátulas, sus lisas y sus espuertas de yesero y empuñara para siempre el micrófono. “Yo había trabajado hasta entonces en la construcción, y era ya oficial de primera de yesero”, recuerda ahora, a sus 63 años, “y habíamos trabajado sobre todo en grandes obras de la Costa del Sol”.

Pero el duende de la comunicación se atravesó en su vida, desde abajo, desde lo local, desde las transmisiones de las carreras populares, las procesiones de Semana Santa, las ferias, las romerías y El Rocío –del que fue pregonero-, que eran entonces los grandes hitos que jalonaban el calendario del pueblo. La otra gran pasión de Paco Márquez, que aprendió doblaje y jamás dejó en el cajón de casa su innata curiosidad, fue desde siempre el teatro, por ese empeño suyo de ser actor que ahora ha visto cumplido en su hijo, del mismo nombre.

Gabinete de prensa

Con el tiempo y el cambio de siglo, Paco Márquez fue dejando paulatinamente la televisión municipal y encontró acomodo, por oposición, en el Gabinete de Alcaldía, primero con el socialista Antonio Maestre y, desde 2011, con el actual alcalde, Juan Manuel Valle (IP-IU).

Desde esa posición mucho más institucional, la voz de Paco Márquez no se ha apagado, sin embargo, porque empezó a ser costumbre que cualquier acto más o menos solemne del pueblo, incluso aunque no fuera estrictamente municipal, lo presentase él. Se acostumbró a redactar notas de prensa y a estar en contacto con todos los medios de comunicación no solo provinciales. Márquez ha sido, en los últimos años, el portavoz más o menos oficioso del Ayuntamiento para cualquier cuestión preguntada desde fuera.

Ahora se prejubila voluntariamente, y ha fijado fecha: el próximo 19 de diciembre, una jornada después del Día de la Esperanza, como él mismo ha subrayado en sus redes sociales, “ilusionado y optimista con la nueva perspectiva de mi vida”, dice, tan dispuesto a viajar por el mundo para volver siempre a esta Ítaca donde se le quiere.

"Se cierra un período histórico de la contemporaneidad de Los Palacios", dice el historiador Julio Mayo

“Se cierra un período histórico de la contemporaneidad de Los Palacios y Villafranca en su segundo desarrollo”, ha dicho el historiador y archivero municipal Julio Mayo, también amigo, que añade “a Paco hay que darle las gracias por habernos locutado tantos avances sociales y culturales como los experimentados en nuestra localidad en estas últimas cuatro décadas”, ha añadido. “Nos consuela quedarnos con el recuerdo sonoro de la que ya es, por antonomasia, la Voz de Los Palacios y Villafranca”, dice.

A golpe de recuerdos

Tantos años después, Paco puede ser incansable en el relato de tantas experiencias vividas, casi todas televisadas. “Me acuerdo como si fuera ayer del incendio en la capilla Servita, por ejemplo, porque el informativo estaba ya montado pero hicimos la entradilla en directo desde las puertas del templo, y todavía estaban allí entrando los bomberos”, recuerda de aquella jornada fatídica en la que se quemó el Santísimo Cristo de la Misericordia, hace ahora un cuarto de siglo. También en materia cofrade, recuerda “la primera Madrugada en la que nos hacíamos eco del deseo de la junta de gobierno de la Hermandad del Gran Poder de que la gente no aplaudiera cuando salieran los pasos, cosa tan difícil entonces”.

En el camino de vuelta de una romería del Rocío, recuerda con dolor aquella visión de un tractorista muerto en Colina. “Ya todo fue silencio, pero el reportaje había que hacerlo”. Como otra cara de la moneda de la vida, también recuerda aquel otro Rocío en el que les había tocado el cupón de la ONCE a varios palaciegos. “Cuando vi a Joaquín Rincón en la Aldea, le conté que una de las agraciadas había sido su mujer, Dolores Cruz, y entonces él se puso la gorra para atrás y se tiró de espaldas, y en el suelo, tendido a todo lo largo, le daba las gracias a la Virgen del Rocío porque por eso tenía que venir a verla, decía”. Las anécdotas de Paco Márquez darían para un libro larguísimo. Ahora es una suerte poder decir que va a descansar en paz sin que haya muerto. Ni mucho menos. Es solo que su voz se hace más íntima.    

Sobre el autor

Álvaro Romero

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