Francisca Moreno Martín-Bejarano nació en Rota hace 43 años. Como tantos gaditanos se vio obligada a abandonar una provincia muy castigada por el desempleo. Es su tercera aventura fuera de nuestras fronteras. Anteriormente vivió en Escocia y Francia y actualmente reside en Alemania, concretamente en la Isla de Rügen. "Es una isla turística. Alemania cuenta principalmente con dos zonas turísticas: una en el mar Báltico, que es donde estoy yo, y la otra en el mar del Norte. Según me dicen los alemanes, estoy en la zona más bonita", comenta Paqui, como es conocida entre sus amigos y familiares.

Nada más llegar, le llamó la atención la vegetación. Para acudir a su puesto de trabajo debe atravesar un Parque Nacional, por lo que resulta habitual ver animales en la carretera. Ya se pueden imaginar el rostro de Paqui la primera vez que se topó con uno: "Nos pegamos un susto tremendo. Íbamos a trabajar y el coche que venía delante fue el que estaba más próximo al ciervo y tuvo que pegar un frenazo. Era un gran bicharraco. Gracias a Dios que estaba a una distancia larga y pudimos verlo perfectamente, pero al de delante le pasó muy cerca". En ese sentido, confiesa que "los compañeros han visto accidentes a cuenta de estos animales. Una compañera mía, que es italiana, se compró un coche y al mes se le puso un reno delante y le destrozó toda la parte delantera del coche. Es algo habitual que te puede pasar".

Esta roteña se animó a emprender una nueva aventura después de la proposición que le hicieron en Navantia de Puerto Real, donde estaba trabajando hasta hace casi un año. "La plataforma que utilizábamos allí se la llevaron al mar Báltico. Mi empresa lleva el montaje electrónico de la plataforma y trabajamos por proyectos. Terminaba mi contrato y por mi experienica offshore y mi dominio del inglés me dijeron si me interesaba marcharme a Alemania". Y hasta allí se fue, llegando a la Isla de Rügen el 4 de septiembre.

"A una compañera le salió un reno en la carretera y le destrozó el coche, es algo habitual que te puede pasar aquí"

Su labor es polifacética dentro de la empresa Pine Instalaciones y Montajes SA. Gestiona la logística dentro del Puerto, realiza labores administrativas y manifiestos sobre el personal contratado. "Me encargo de todo un poco, incluso soy la persona de enlace de los empleados que vienen aquí a trabajar desde Cádiz. Gestiono sus vuelos, sus comidas, etc". Y es que cuentan con una oficina en El Puerto de Santa María, por lo que es habitual el trasvase de empleados desde tierras gaditanas hasta Alemania. "Va por épocas. Ha habido picos de tener a 38 gaditanos trabajando a la semana en la plataforma, pero ahora estamos terminando el proyecto y son 16. Todo depende de las necesidades de los trabajos", explica.

Confiesa que lo que peor lleva es el duro invierno. "Nieva mucho. Es toda una experiencia para mí, nunca había experimientado que nevase en la costa. He tenido que adaptarme. Los alemanes son muy informales vistiendo y a las españolas nos gusta ir con tacones y demás, pero he tenido que cambiarlos por unos zapatos más de montaña porque, aunque vayas a la oficina, resbala más en la nieve". Además, echa bastante de menos a familia y amigos de su localidad natal. "Lo llevo regular. Paso mucho tiempo trabajando, pero cuando tienes algún hueco libre te apetece hacer algo y no puedes. Es una isla desolada, con pueblos de diez mil habitantes donde a partir de las cuatro de la tarde no hay nada abierto, ni un bar ni una cafetería. Así que si salgo de trabajar a las seis o las siete de la tarde no puedo ir a ningún sitio. Hago vida en casa", con las amistades que ha forjado en estos meses en Alemania, entre ellas una italiana que lleva tres años en la zona.

En su hoja de ruta de cara al futuro tiene fijado regresar a España para trabajar, aunque dependerá de la situación del mercado laboral. "No quiero estar toda la vida fuera. A mí me gustaría trabajar aquí. No se puede comparar la calidad de vida que hay aquí con la de los lugares en los que he estado, siempre he procupado volver, pero el destino nunca se sabe. Entré a trabajar por dos meses y llevo un año". Al menos ha conseguido poder regresar a Rota cada dos semanas. "Desde junio puedo estar más tiempo en casa con la familia y lo agradezco. Me tocará tomar muchos vuelos, pero lo prefiero. Sobre todo por el clima. En verano hace 16 grados, pero el invierno es más duro", finaliza Paqui.

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