En la plaza principal de Zahara de la Sierra, uno de los pueblos blancos más cautivadores de Andalucía, se alza Casa Elsa: una joya encalada y reformada con profundo gusto de 400 metros cuadrados que resume la esencia del sur. Con siete dormitorios, un salón con chimenea, piscina y terrazas abiertas al paisaje montañoso, esta casa parece detenida en el tiempo, entre el sonido de las campanas y el reflejo turquesa del embalse.
La historia de esta vivienda es, ante todo, una historia de amistad y reconciliación. “Somos Katia y Olga, interioristas. Nos conocimos hace años en una reunión escolar y nuestras familias se convirtieron en una”, explican las creadoras del proyecto. De orígenes distintos y países históricamente enfrentados, ambas encontraron en Andalucía un punto de unión. “El día que visitamos Zahara de la Sierra sentimos que queríamos formar parte de este lugar mágico”, confiesan.
Tradición andaluza con alma francesa
La vivienda fue diseñada y construida por una arquitecta francesa llamada Elsa, cuyo sello personal impregna cada rincón. “Su sensibilidad hacia la luz, las proporciones y los espacios nos enamoró a primera vista”, cuentan Katia y Olga. Tras adquirirla, las interioristas adaptaron los interiores “para que recordaran a un pequeño hotel boutique”, pero manteniendo intacto el espíritu original.
Casa Elsa conserva los rasgos típicos de la arquitectura serrana: muros encalados, patios sombreados, ventanas enmarcando el paisaje y una distribución pensada para celebrar la luz natural. En el interior, líneas puras, una paleta suave y texturas naturales crean un ambiente sereno, donde el protagonismo lo tiene la belleza de lo simple.
El amplio salón con chimenea se abre a una terraza mediterránea con piscina, ideal para dejar que las horas se diluyan en los atardeceres dorados. “Casa Elsa está disponible en Airbnb y recibe a quienes buscan autenticidad, calma y el ritmo pausado de la vida andaluza”, explican sus propietarias.
El arte de vivir despacio
Aquí, cada día comienza con el aroma del pan recién hecho y termina bajo un cielo estrellado, copa de vino en mano. “El verdadero lujo está en la sencillez, en el lugar y en el arte de vivir despacio”, afirman las interioristas, que aparte del alojamiento hotelero promueven retiros y talleres en la finca que han rehabilitado y decorado con esmero.
En la planta baja, los huéspedes disponen de una sala de estar con chimenea, cocina equipada, comedor, despacho y patio interior, mientras que en la planta superior se reparten cinco dormitorios con baño privado. Las terrazas y la piscina, compartidas con la otra parte de la vivienda, ofrecen vistas espectaculares al valle y las montañas.
Así las cosas, las reseñas en Airbnb confirman su encanto: “El mejor Airbnb en el que me he alojado”, dice un visitante. Otro la describe como “una casa hermosamente diseñada, a pocos pasos de los bares y restaurantes del pueblo”. Y un tercero resume la experiencia con tres palabras: “Una estancia inolvidable”.
Casa Elsa no es solo un alojamiento: es una experiencia sensorial que mezcla historia, diseño y autenticidad andaluza. Un refugio donde cada amanecer recuerda por qué la luz del sur inspira, cura y enamora.
