Grazalema ha regresado al siglo XIX. Durante tres días, el municipio gaditano se ha transformado para acoger la XVII edición de la recreación histórica Sangre y Amor en la Sierra, una cita que reúne a más de 500 figurantes y que conmemora los sucesos de 1832, cuando el célebre bandolero José María Hinojosa, conocido como El Tempranillo, dejó su huella en la sierra andaluza.
Un viaje al corazón del bandolerismo andaluz
El evento comenzó el viernes 3 de octubre con el gran desfile inaugural desde El Tajo, seguido del acto de apertura en el que participaron Carlos J. García, alcalde de Grazalema, Valentín Salguero, presidente de la Asociación Bandoleros de Grazalema, y el actor Máximo Valverde, pregonero de esta edición.
Más de 15.000 personas han pasado por unas calles que se llenaron de trajes de época, disparos de trabuco y música flamenca, mientras los asistentes disfrutaban de escenas icónicas como el asalto a la diligencia, el compromiso bandolero o la presentación de los migueletes. La narración corrió a cargo de Miguel Caballero, que condujo con rigor y emoción cada momento de la recreación.
Despertar a trabucazos y un sentido homenaje
El sábado, la jornada comenzó con el tradicional despertar a trabucazos y continuó con momentos cargados de dramatismo como la muerte a garrote vil, el espectáculo ecuestre El Arte de Andalucía a caballo y la esperada boda de El Tempranillo y María Jerónima, representados por Julián González y Carmen Fernández. La bailaora Mari Luz Barret, el cantaor Manuel Lucas y la cantante Nora López pusieron la nota musical con actuaciones a lo largo del día.
En esta edición, además, se estrenaron nuevas escenas como Madre Coraje y María Jerónima se casa, que emocionaron al público congregado en el escenario del cortijo. La asociación y el Ayuntamiento realizaron también un homenaje a dos mujeres vinculadas a la recreación que fallecieron recientemente, destacando su legado y compromiso con la cultura local.
El domingo, el relato llegó a su punto culminante con el entierro de María Jerónima, la gran batalla entre bandoleros y migueletes, y el bautizo del hijo de El Tempranillo, antes de la clausura oficial. Los visitantes pudieron, además, degustar las especialidades locales, desde las migas de Manuela hasta la tostá de pringá o el menudo Tragabuche, en las populares Casas Bandoleras del recinto.
Con una mezcla de historia, emoción y tradición, Sangre y Amor en la Sierra ha vuelto a consolidarse como una de las recreaciones históricas más importantes de Andalucía, un homenaje vivo a la memoria popular y al espíritu rebelde que marcó la identidad de la Sierra de Cádiz.