Desde los 13 años en la droga: la pelea de Raymond por recuperar su vida gracias al muay thai

De los porros a los 13 años al crack y la heroína, la historia de Raymond, un joven de San Fernando que combate sus demonios a golpe de muay thai y esperanza

Raymond, practicando muay thai en el gimnasio de Chiclana.
15 de agosto de 2025 a las 19:36h

El consumo de drogas en menores de edad puede marcar vidas de manera irreversible. Raymond, un joven de San Fernando de 24 años, sabe bien lo que significa pasar por un calvario de adicciones y recaídas. Ahora comparte su proceso de rehabilitación en redes sociales, y cómo entrena muay thai “para combatir sus adicciones”, al mismo tiempo que disfruta de su guitarra eléctrica.

Raymond está enfocado. Aunque no se considera ejemplo de nada, quiere ayudar a otras personas cuando esté completamente bien. “Compartiendo vídeos en TikTok me llegan muchos cometarios positivos de otras personas, y no quiero fallarles ni a ellos ni a mí”, reconoce el joven a lavozdelsur.es tras contar cómo se volvió adicto siendo un adolescente y cómo está siendo su lucha para salir de ahí.

Raymond, practicando muay thai en San Fernando. JUAN CARLOS TORO

Drogas desde los 13 años

Su historia comienza a los 13 años, cuando fumó sus primeros porros, un inicio que derivó en conductas rebeldes y conflictos familiares. “Pierdes tu personalidad, intentas aparentar lo que no eres”, reconoce.

A los 15 años, los enfrentamientos con su madre terminaron incluso con una intervención policial por golpear muebles de la casa. Ese fue un punto de inflexión en su adolescencia, conectó espiritualmente con Dios y cambió de la noche a la mañana.

Una breve conexión con Dios

“Comencé a ser muy analítico, a leer la Biblia y tener una sensación de plenitud, pero después me llegaron las dudas con los porros y volví a fumar, llegando a la conclusión de que el problema no era la droga, sino mi actitud”, pensó entonces, inocentemente.

Sin embargo, este episodio acabó con una gran recaída cuando descubrió el éxtasis y se olvidó de Dios: “Tenía 17 años, estaba muy confiado, pensaba que podía ser solo un juego, pero al final me estaba engañando”.

Se llevó un gran susto por consecuencia del consumo diario de esta droga dura, viéndose obligado a acudir a urgencias. Acabó llorando, asustado y atemorizado por la reacción de su cuerpo, sufriendo dolor físico.

Sin embargo, no fue hasta que probó la cocaína poco tiempo después y se volvió adicto cuando decidió rehabilitarse en un centro de intoxicación en Pozoblanco. “Ahí fue cuando dejé de justificarme, porque empecé a robar joyas y vender cosas para comprar droga”.

Raymond, en el ring. JUAN CARLOS TORO

Crack, heroína y autolesiones

La confianza temprana le llevó a experimentar con drogas más fuertes, como el éxtasis y la cocaína, y a una adicción profunda que le obligó a ingresar en un centro de rehabilitación en Pozoblanco. Se sorprende al recordar “lo loco que es” que el LSD (otra droga alucinógena) fuera la que le quitó la adicción a la cocaína.

El proceso no fue lineal. Tras un mes y medio de desintoxicación llegó la primera recaída, y posteriormente una segunda, esta vez de seis meses, con tan solo 18 años de edad. Las dificultades personales y una relación conflictiva desembocaron en su peor etapa: consumo de crack, heroína y autolesiones. “Llegué a hacerme cortes para desahogarme, porque ya no podía escapar del sufrimiento mental”, recuerda apenado.

Raymond. JUAN CARLOS TORO

El muay thai y las redes sociales como vía de escape

Su conexión con el muay thai, para el que entrena diariamente, le han ayudado a mantenerse firme en su recuperación. También su entrenador, Jesús Ariza 'Cartucho', quien confía en él plenamente y le ha abierto las puertas de ThaiDragon en Chiclana. "Entrenar me ayuda a echar afuera toda la rabia y la frustración que tengo dentro. Para rendir bien, necesito estar sano completamente, comer bien, hacer ejercicio. Es lo que yo necesito porque todo viene de la cabeza". 

Actualmente, lleva casi un mes limpio y comparte su proceso en redes sociales y con grupos como Alcohólicos Anónimos, aunque él mismo se ríe de la ironía de la vida.

"Trabajo poniendo copas en un bar, por lo que es un reto aún mayor cuando has sido alcohólico", revela, dejando claro que, aunque le costaba, ahora lo lleva bien. “La interacción con mis seguidores me da responsabilidad y evita que recaiga”, declara, dejando claro que quiere estar bien y no depender de ninguna sustancia.

El miedo a fallar sigue presente, pero también la esperanza. Raymond sabe que cada día limpio es una victoria que no le pueden arrebatar. “El día que yo esté rehabilitado, me encantaría ayudar a personas que han pasado por lo mismo”, dice. Y mientras llega ese momento, golpea el saco, cuida su cuerpo, rasga su guitarra… y, sobre todo, pelea para que las drogas nunca más escriban el final de su historia.

Sobre el autor

Míriam Bocanegra

Ver biografía