Esta semana han aparecido unos dibujos que han llamado la atención en la Cala del Aceite de Conil. Unos mandalas gigantescos adornan la arena de esta playa gaditana que, en temporada de verano, se llena de turistas. El alma máter de esta obra ha aprovechado el escaso trasiego en estos meses para llevar a cabo un proyecto que busca remover conciencias, más allá del deleite estético que supone a vista de pájaro.
Quirze Codina, conocido por poseer el récord Guinness del mandala más grande del mundo dibujado en una playa, ha utilizado sus manos para dar vida a esta dibujo efímero del que probablemente ya no queden huellas. Su objetivo es denunciar la contaminación en las playas a raíz de la presencia de pellets de plásticos que llegaron a este enclave por el vertido del carguero Toconao.
El artista lamenta que las organizaciones europeas den la espalda a esta problemática de la que quiere concienciar después de que muchos voluntarios se encargaran de retirar los restos.
Esta iniciativa la ha llevado a cabo junto al profesor sevillano Quique Bolsitas, activista de la zona que practica el plogging y que ha alzado la voz en numerosas ocasiones sobre la importancia del cuidado de la costa.
En total, Quique Bolsitas ha recogido unos 70 kilos de basura, en su gran mayoría expulsada por el mar, y se ha acercado a las zonas de acantilados para recoger los plásticos más pequeños.
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