El Palmar, la zona playera y turística perteneciente a Vejer, es uno de los laberintos urbanísticos y administrativos de la provincia de Cádiz. Hay varios en Sanlúcar, Chiclana, Conil, Barbate o Tarifa, pero pocos reúnen tantos elementos para el caos.
En algunos de esos puntos de la provincia, como el palmareño, de forma cíclica aparecen los derribos por construcciones ilegales o las quejas por excesos asociados a los visitantes, ruido, aparcamiento e inseguridad.
También son clásicas las graves disfunciones en servicios básicos como la recogida de basuras o el suministro de agua. El abastecimiento eléctrico es otra de las cumbres del fracaso comunitario e institucional en estas zonas.

"Yo vengo de Sevilla, tengo una casa alquilada aquí, llevo diez días y tres apagones", resume Álvaro, un sexagenario que vuelve por un carril sin camiseta y con su silla de playa bien plegada.
A esas dificultades esporádicas, pero constantes se une desde el pasado lunes un apagón que tiene aspecto de convertirse en crónico por ser estructural. Unas 50 viviendas se han quedado sin suministro eléctrico y no es por una avería casual o pasajera.
La suministradora Endesa, auxiliada por la Guardia Civil, interrumpía el servicio por considerar que se dan circunstancias irregulares en los contadores, en la conexión o en la situación legal de los terrenos que lo reciben.
Una playa, dos mundos
La situación afecta a las viviendas comprendidas en el Camino de los Sánchez, uno de los carriles más próximos al término de Barbate (Zahora), el más alejado si el peatón o conductor llega desde el Norte: Conil, Chiclana o Cádiz.
"Esto es un desastre y lo peor es que ni nos dan alternativas, no sabemos cuándo va a terminar, cuándo volverá la luz", asegura Juan, un vecino veterano que, asegura, ha presentado una denuncia por vía administrativa el pasado martes.

Los grupos de veraneantes llenan las playas de sombrillas de colores y van tomando posiciones para el almuerzo de este segundo miércoles de julio en los chiringuitos elevados y reformados.
Grupos de españoles de interior, con niños, en cuadrillas masculinas o en pareja, curiosean las escuelas de surf y las cuidadas tiendas de aire hippie.
A menos de cien metros de ellos hay otra realidad paralela, la de los vecinos que viven todo el año en El Palmar y se quedan sin un servicio básico por un conflicto técnico y empresarial.
"Aquí todo el mundo ha pagado"
La situación es aún más dolorosa cuando una decena de afectados, en un corro lleno de indignación, asegura a lavozdelsur.es que "aquí todo el mundo ha pagado la factura de la electricidad cada mes, o cada dos meses según tenga estipulado, sin falta. Ese no es el problema".
"Hay familias con menores, personas mayores con problemas de salud, trabajadores, estudiantes y no hay derecho a que tengan que vivir sin electricidad, que tengan que vaciar los frigoríficos y alumbrarse con velas por la noche", clama el mismo vecino líder.
Más calmado, Manu, que "vive de alquiler" en la zona "pero todo el año, no de turista aunque tenga este acento", aporta un punto de vista más concreto. "Es un lío técnico muy gordo y no sabemos cómo vamos a salir de todo esto".

Intenta explicar ese supuesto embrollo: "Muchas casas contrataron el contador con empresas intermediarias, sobre todo con una llamada Audax, y Endesa ahora no reconoce sus aparatos como válidos aunque sí nos ha dado suministro durante meses".
Audax, mencionada por varios vecinos en cada protesta, aparece en los registros oficiales como empresa con sede fiscal en Cataluña. Tiene un largo historial comercial y también algún grave conflicto en el pasado reciente.
Según la Asociación de Consumidores y Usuarios (OCU) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores ha sido sancionada, por ejemplo en 2022, por "incurrir en prácticas contrarias a la competencia o tratar de convencer con malas artes a usuarios de gas y electricidad".
La multa contra "comercializadoras del Grupo Audax que recurrieron a engaño y confusión, a mentiras y actos contrarios a la competencia para conseguir aumentar su cartera de clientes" fue de 9,2 millones de euros hace tres años.
El nombre se repite varias veces, pero hay más firmas intermediarias. Para liarlo todo, aparece un acrónimo CUPS. Viene a ser el equivalente al bancario IBAN pero en términos de contratación eléctrica.

Esas cuatro letras significan "código universal de punto de suministro". Antonio, que se toma una cerveza con un vecino en el chiringuito Carmela, aún tranquilo poco después de mediodía, es vecino y lo explica.
"Yo no he tenido problema, más allá de los apagones cada dos por tres, pero eso es otro lío. El de corte de este pasado lunes es porque Endesa no reconoce la CUPS de mucha gente. Dice que el número no es válido".
Ante la cara de incomprensión del que pregunta, detalla: "El intermediario, Audax o el que sea, porque hay alguno más, te pone el contador y te adjudica un número, como el de la cuenta bancaria, muy largo".
"Endesa, al principio, los daría por buenos, digo yo, porque había luz. La gente ha pagado siempre y no pasaba nada".
"Pero hace un tiempo empezaron a ver datos que no les cuadraban y ha decidido cortar. El problema es que Endesa no se fía de esos contadores, de esos intermediarios".
Paisaje, eléctrico, de guerra
A partir del chiringuito Carmela y un aparcamiento para caravanas comienza un carril que muestra el desastre eléctrico en la zona, el Camino de los Sánchez (un apelllido controvertido, últimamente).
En el apartado del suministro e instalaciones, parece el escenario de una batalla reciente. Cajas de contadores abiertas, torretas con cables cortados, pequeños transformadores reventados, incluso en mitad del camino, conexiones ciegas o rotas cada diez metros.
Carmen Estrella, como afectada, insiste como todos en que "aquí ha pagado todo el mundo sin falta. No hay derecho a que por una discusión entre una empresa y otra paguemos los que hemos cumplido todos los meses".
La interrupción de suministro no afecta a todas las viviendas de la zona, Camino de los Sánchez, sólo "a los últimos que han contratado"
"Es un lío con el número CUPS ese o con el catastro de suelo rústico que no reconocen, lo que quieran pero aquí ha pagado cada casa, cada mes, y si han cortado es por un problema que provocaron otros, nunca nosotros", tercia su marido Pedro.
Para mayor indignación del centenar de personas sometidas al apagón permanente, de unas 50 viviendas, no todos los vecinos lo sufren por igual. Paco Martín es uno de los que se ha librado.
Mientras contiene a un perro que intimida como un dragón, matiza que "algunos contrataron la electricidad hace poco y puede que se equivocaran de empresas, no sé. Los que sufren el corte de luz son los últimos que han contratado".
Para dejar claro que también hay categorías entre los vecinos permanentes de El Palmar, deja caer: "Los que vivimos aquí hace más de diez, veinte o treinta años, los que teníamos conexión desde mucho antes, no tenemos problema ninguno".
Los negocios de la zona, confirman en grupos de alojamiento como Casita Los Pareja, chiringuito Carmela o El Palmar Parking Área, no hay el menor problema, siguen con su actividad y su suministro.
"Pequeña alerta humanitaria"
Sea por el desencuentro entre empresa suministradora e intermediarias, sea por imprudencia de los usuarios que nunca dejaron de pagar, estén regularizadas o no las viviendas afectadas, la realidad es que un centenar de personas viven "una pequeña alerta humanitaria".
"La mayoría de las casas tiene pozos eléctricos así que se quedan sin suministro de agua -detalla Lorena-. Hablamos de que no es posible conservar comida, se complica la higiene personal, la limpieza de la casa y, sobre todo, que hay aparatos médicos que dejan de funcionar".
"Hay niños y mayores, no se puede conservar la comida, se complica la higiene personal, hay aparatos médicos que dejan de funcionar ¿cómo puede ser esto legal?"
La joven detalla estos casos con lágrimas en los ojos, en la verja de entrada de la casa de sus padres: "¿Cómo puede ser legal dejar sin electricidad a familias completas que pagan todos los meses?".
El próximo paso para resolver una situación, que se presenta permanente, sine die, está en las reuniones urgentes con el Ayuntamiento de Vejer y la empresa suministradora Endesa.
"Alguna salida nos tienen que dar. Tienen que hacer algo, no se puede dejar a cien personas sin servicios básicos de un día para otro. No es legal, no es ético, no es humano".





