Lo que tendría que haber sido una noche de alegría para el Coro de Puerto Reall por la entrega del Antifaz de Oro a Antonio García Fernández a título póstumo se convirtió este martes en un tremendo enfado para la agrupación por el trato recibido en el Teatro Falla.
El coro puertorrealeño ha hecho saber a través de las redes sociales las circunstancias que rodearon la entrega del galardón, que iba acompañada de una actuación en la que le dedicó dos tangos, uno con una especial mención al que también fuera alcalde de Puerto Real y otro de Hay moros en la costa, un símbolo de las mejores creaciones de Antonio García Fernández.
Pero la actuación estuvo marcada por la falta de cuidado por parte de la organzación del evento. "Más allá de la alegría por ver cumplido el sueño de los coristas que formamos parte algún día del Coro De Puerto Real, que era que Antonio García tuviera el reconocimiento del Antifaz de Oro, se tiene que dejar constancia del trato pésimo que en el día de ayer recibió nuestro Coro", denuncia Pedro Campos, excomponente de la agrupación y uno de los guitarras más prestigiosos del Carnaval de Cádiz.

"Nada más llegar ni siquiera tuvieron camerinos para afinar los instrumentos, afinaron en el suelo de los pasillos. Eso hubiera sido una simple anécdota si no hubieran tenido que tocar en el escenario sentados en el suelo porque no les dieron las sillas que cualquier coro necesita para que toque su orquesta. Ni siquiera los bancos para los segundas y los bajos", explica Campos, que acudió al acto para cantar con la comparsa Las ratas, primer premio de la modalidad.
"El Coro de Puerto Real no merece este trato, así que a los organizadores de la Gala de la entrega de premios, decirles que ayer suspendieron el examen y que les debe unas disculpas a una institución tan grande como lo es el coro de Antonio García, El coro de Puerto Real", finalizaba.
"Bochornoso, ridículo y de auténtica vergüenza"
Componentes del coro han relatado que la organización no les dejó usar un camerino porque "solo son para los coros del Coac y nos meten en un pasillo de mala muerte con un ascensor al fondo, con tiestos arrinconados y sin ninguna silla ni mueble alguno para colocar nuestra ropa. No tuvieron el detalle de traer unas sillas para la orquesta, que tuvo que tocar en el suelo. Bochornoso, ridículo y de auténtica vergüenza". "Lo único bueno es que hemos podido estar con la familia de nuestro maestro y amigo D. Antonio García Fernández", afirma otro corista.
Este periódico se puso en contacto con el Ayuntamiento de Cádiz para conocer el punto de vista de la organización, pero no ha recibido ninguna versión oficial al respecto.