Manuel Ruiz, el arquitecto gaditano que construye mansiones en Emiratos, Nueva York o Australia

Natural de La Línea, está al frente de ARK Arquitectos y ha convertido su pasión por la luz y el paisaje andaluz en un sello reconocido en los proyectos residenciales más selectos del mundo

Manuel Ruiz Moriche, en su estudio de arquitectura.
18 de octubre de 2025 a las 19:20h

En la orilla del río Guadiaro, donde el rumor del agua se confunde con el eco del Mediterráneo, un estudio de arquitectura nacido en La Línea, diseña algunas de las villas más deseadas del planeta. Se llama ARK Architects, aunque muchos lo conocen ya por el nombre de su alma creativa: Manuel Ruiz Moriche, "el arquitecto de la luz".

"Somos tres socios en la empresa", explica con serenidad el arquitecto. "Yo, que soy arquitecto, y mis otros dos socios, mi hermano Santiago Ruiz, y Diego Suárez, son arquitectos técnicos. Lo que hoy se llama ingeniería de la edificación". Los tres comenzaron hace más de un cuarto de siglo "de una manera casi kamikaze", como reconoce entre risas. "Terminamos la carrera en una época muy complicada, fue la crisis post-Expo del 92. No había trabajo en los estudios y tuvimos que lanzarnos a hacer nuestros propios proyectos. No lo recomendaría a nadie, pero lo hicimos por necesidad".

Uno de los proyectos del arquitecto gaditano.

Aquel salto al vacío marcó el inicio de una aventura empresarial que, con el tiempo, se transformó en una firma global de referencia en la arquitectura residencial de alto nivel. "Esos fueron nuestros orígenes y a raíz de ahí fuimos evolucionando hasta lo que hoy es la empresa. Seguimos siendo los tres mismos socios que fundamos la compañía".

Hasta 2008, el estudio trabajaba principalmente desde La Línea, pero el destino cambió cuando decidieron mudarse a Sotogrande. "Empezamos a tener encargos de otra índole. Yo hablaba inglés con fluidez, algo poco común en mi generación, y eso me permitió trabajar con clientes internacionales".

"Nos centramos en la vivienda unifamiliar de alto nivel. No me gusta hablar de lujo, sino de clientes con alto poder adquisitivo. Esa decisión cambió nuestro destino", recuerda. Aquella mudanza los colocó en un nicho que resistió incluso la crisis financiera de 2008: "Estar refugiados en un sector que sufre poco las embestidas de las crisis nos permitió conseguir nuestro propio nicho y crecer".

El punto de inflexión llegó con La Zagaleta, en Marbella, una de las urbanizaciones más exclusivas de Europa. "Fue el proyecto que nos dio el salto cualitativo más grande. Ahí es difícil entrar, pero lo logramos".

Manuel Ruiz, posando para un reportaje.

Ruiz Moriche explica que en ese mundo cerrado, la confianza lo es todo: "Al principio era más difícil, porque no teníamos la marca que tenemos hoy. Veían alguna casa construida nuestra, les gustaba cómo hacíamos las cosas y nos iban llamando. Cuantas más casas haces, más garantías transmites".

El boca a boca se transformó, con el tiempo, en una proyección internacional gracias a internet. "Desde hace ocho años, las redes sociales han hecho muchísimo. Tu proyecto puede dar la vuelta al mundo a través de Instagram o YouTube, y por eso hoy recibimos encargos de todas partes del mundo".

Esa expansión ha llevado a ARK a trabajar en lugares tan diversos como Emiratos Árabes, Abu Dabi, Nueva York, Miami, Australia o los Hamptons. "En los últimos dos meses he estado en casa una semana. He tenido que viajar casi seguido a Emiratos, Abu Dabi, Nueva York y acabo de volver de Australia. Esa es la multa que pagas por hacer proyectos internacionales", comenta.

La luz como materia prima

Hablar con Manuel Ruiz Moriche es hablar de la luz. Su discurso se ilumina, literalmente, cuando lo hace. "Para mí la luz es el tema central de la arquitectura. Tengo la suerte de vivir en Andalucía, donde la luz es casi oro líquido. Es una luz con una limpieza brutal que te permite contrastes de sombras y brillos durante todo el día. Manipular eso es esencial para que la arquitectura exista como tú quieres".

Cada territorio, explica, tiene su propio pulso luminoso. "La luz de Emiratos no tiene nada que ver con la nuestra. La del Atlántico es distinta a la del Mediterráneo, y la de un país centroeuropeo es como si tuviera una neblina constante. Nosotros diseñamos por y para la luz".

Pese a su lenguaje contemporáneo, Ruiz Moriche reivindica la tradición: "A mí no me gustan los estilismos ni ponerle nombre a las cosas. Tenemos una arquitectura que entiende el lugar y al cliente. Allí donde vamos a construir debemos ser respetuosos con el entorno, entenderlo y dar una respuesta que no se imponga, sino que se adapte".

Las casas más exclusivas llevan la firma de este estudio.

Esa filosofía entronca con lo que él llama bioarquitectura. "Un edificio pequeño puede ser más agresivo que uno grande. Todo depende de cómo lo diseñas y cómo lo integras. Yo tengo una cultura mediterránea, me he educado estudiando a los clásicos griegos y romanos, y esa raíz subyace en todo lo que hacemos".

Trabajar con clientes millonarios no significa, asegura, que el proceso sea más fácil. "Cuanto más exigente es el cliente y mayor el presupuesto, más difícil se hace. Los clientes que tengo son súper demandantes y sus requerimientos son extremos. Tienes que dejar a todo el mundo contento, y eso solo lo aprendes con los años".

Esa experiencia le ha enseñado una lección: "He aprendido a saber escucharlos, porque al final estoy diseñando para ellos. Pero no es una tarea fácil, son perfiles muy especiales".

Orgullo del sur

A pesar del éxito internacional, Ruiz Moriche no olvida sus raíces. "España es una maravilla. Cada vez que vuelvo al sur me siento más orgulloso de lo que tenemos: los pueblos blancos, la arquitectura vernácula, los jóvenes arquitectos brillantes que reinterpretan esa tradición. Tenemos una materia prima única y a veces no nos valoramos lo suficiente".

En su sede de Sotogrande, donde trabajan cerca de 40 personas, ARK diseña y construye viviendas que combinan estilo de vida, calidad de materiales y sostenibilidad. "Son sueños que empiezan por un diseño global", resume el arquitecto.

Con Santiago Ruiz y Diego Suárez ha logrado convertir aquel impulso juvenil en una firma de prestigio. "Desarrollar viviendas de alta calidad es una pasión desde hace más de 25 años, para que nuestros clientes puedan disfrutar de espacios únicos, sostenibles y equilibrados que además son un activo financiero". Más allá de la arquitectura, Ruiz Moriche se ha introducido en el diseño de mobiliario y cubertería, siempre con la misma mirada: la del creador que busca armonía entre forma, luz y materia.

En las urbanizaciones del Campo de Gibraltar, de Marbella a La Zagaleta, su firma está detrás de numerosas villas privadas, aunque el acceso a la mayoría es imposible: "La mayor parte de mis clientes son privados y muy cuidadosos con su intimidad. Lo que mostramos en redes es apenas un 15% de lo que hacemos". Lo demás permanece oculto, como un secreto de luz en la costa andaluza.

Sobre el autor

Francisco J. Jiménez

Ver biografía