La historia de José Antonio, un joven gaditano que vive en una furgoneta harto de los precios imposibles del alquiler

Funcionario y natural de Medina Sidonia, a sus 29 años ha optado por dar un cambio radical en su vida cansado del problema de la vivienda en España

José Antonio, en la furgoneta que ha convertido en su vivienda.
26 de noviembre de 2025 a las 23:59h
Actualizado a 27 de noviembre de 2025 a las 00:00h

José Antonio, un joven de 29 años natural de Medina Sidonia (Cádiz), ha optado por un cambio radical al dejar atrás el alquiler de habitaciones compartidas para instalarse a vivir en una furgoneta, bautizada como la Charizaneta. Funcionario, con un sueldo mensual de 1.300 euros, en redes ha contado que ese dinero solo le permitía acceder a una habitación en pisos con varios inquilinos. Durante una etapa profesional en Murcia convivió con tres personas más, una situación que le llevó a replantearse su modo de vida. Algo que definitivamente hizo realidad tras un viaje de 20 días por el norte de España. 

La cara menos visible del ‘van life’

En sus redes sociales, el joven expone con detalle los motivos de su decisión y desmonta la imagen idealizada del llamado van life. En sus publicaciones asegura: “La verdad de vivir en furgoneta. Vivir en una furgoneta es un sueño que muchos idealizan: libertad, naturaleza, amaneceres distintos cada día, cero rutinas… Pero la realidad, cuando la vives de verdad, es bastante más dura de lo que se ve en Instagram”. Afirma que quienes le dicen “qué envidia” o “qué vida más libre” desconocen que “la libertad también pesa”.

Describe que su día a día implica afrontar situaciones como duchas de agua fría, la búsqueda de lugares donde dormir sin molestar a nadie o cocinar en espacios reducidos y bajo condiciones climatológicas adversas. A ello se suma la necesidad de recoger todo a diario porque “cualquier desorden se multiplica” y convivir largas horas con sus propios pensamientos, sin distracciones ni comodidades.

Aun así, dice percibir un tipo de bienestar particular en ese estilo de vida: “Y aun así, cuando cierras la puerta de la furgo y todo está en silencio, te das cuenta de que hay algo que nadie que no viva así puede entender: la sensación de que cada cosa que haces la eliges tú. Tú decides dónde despertar. Tú decides dónde aparcar, dónde entrenar, dónde vivir cada día”. Para él, la experiencia obliga a ser más fuerte y más consciente, además de valorar aspectos cotidianos que antes daba por sentados.

El joven gaditano sostiene que este modo de vida aporta un sentido de libertad, minimalismo y propósito que no encontraba en una vivienda convencional. Según explica, esa combinación hace que perciba que está “viviendo de verdad, no sobreviviendo”. A pesar de la dureza logística y emocional, considera que la furgoneta lo ha llevado a un estilo de vida más coherente con lo que busca.

En su reflexión final, resume la paradoja de esta elección vital con una frase contundente: “Vivir en furgoneta es duro, sí. Pero también te hace sentir vivo de una forma que una vida cómoda jamás podrá darte”. Sus palabras han generado interés entre quienes siguen sus publicaciones y han reabierto el debate sobre el acceso a la vivienda, la soledad elegida y las nuevas formas de organización personal en un contexto económico cada vez más exigente.

Sobre el autor

Rubén Guerrero

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