El pasado 22 de junio, Álvaro Vigo, conocido atleta de Rota (Cádiz), fallecía trágicamente mientras realizaba pesca submarina, una de sus grandes pasiones. Este domingo, su ausencia fue especialmente sentida durante el XII Acuatlón por relevos Villa de Rota, una prueba en la que solía participar cada año y que reunía a numerosos deportistas locales.
Aunque Vigo no pudo estar presente, su espíritu sí lo estuvo. Su hijo Leo, de diez años, quiso rendirle homenaje participando en el evento. Portando el dorsal número 53 que solía llevar su padre, el joven protagonizó uno de los momentos más emocionantes de la jornada. Con el número de 53 de su progenitor, el pequeño Leo recibía el cariño de todos los presentes.
El legado de un deportista roteño
Leo corrió los dos kilómetros de la carrera a pie con el permiso de la organización, acompañado en todo momento por los amigos de su padre, quienes lo arroparon hasta cruzar la meta. La imagen del niño entrando en la meta entre los aplausos del público quedará grabada en la memoria de muchos. La emoción fue compartida por deportistas, organizadores y asistentes, que vieron en este acto una manera especial de mantener vivo el recuerdo de Álvaro Vigo.
En un ambiente marcado por la deportividad y el compañerismo, los participantes combinaron natación y carrera a pie en un recorrido que destacó por el esfuerzo y la energía de todos los equipos. Vigo, habitual en este tipo de pruebas, fue recordado como un ejemplo de constancia y entrega.
“El nombre de Álvaro Vigo sigue presente en el corazón de quienes lo conocieron”, comentaron sus allegados, visiblemente emocionados. Su hijo Leo, con este gesto valiente y simbólico, ha transformado la pérdida en un mensaje de amor y memoria que trasciende lo deportivo.
