Donde antes había un extenso acebuchal, ahora hay una planicie de terreno que no para de cambiar, de removerse, de retorcerse. Las máquinas retroexcavadoras han arrancado arbustos y todo lo que han encontrado a su paso en la zona sur del Rancho Linares, en El Puerto, cerca de la salida hacia Jerez por la antigua N-IV.
Aún sigue siendo un bosque, el que presenta mayor biodiversidad de toda la ciudad, y uno de los más ricos de Cádiz. En estas 24 hectáreas de terreno se concentran la sexta parte de las especies vegetales de la provincia. Pero con el paso del tiempo, conforme avancen las obras de urbanización iniciadas estos días, irá cambiando su aspecto.
Ya lo está haciendo, de hecho. Durante el verano, se han arrancado acebuches y lentiscos, y algunos de ellos han sido trasplantados a otra zona, en plena ola de calor, por lo que ya lucen secos. "Es absurdo, porque los que hay debajo de los pinos, en el improbable caso de que agarren, terminarán por cortarlos porque no hay espacio para su desarrollo", comenta Juan Clavero, de Ecologistas en Acción, ante la escena.
De bosque de pino piñonero, el Rancho Linares pasará a acoger 1.260 viviendas, con sus respectivas calles y espacios abiertos. El 70% está previsto que sean VPO. La idea, transmitida por los promotores y sus defensores políticos, es que se conserven 82.000 metros cuadrados de pinar.
"Cuando vengo aquí, lo primero que me invade es una mezcla de desolación y desesperación. Desolación porque, después de tanto luchar, ver que al final las máquinas entran y arrasan con todo es durísimo. Y desesperación porque sabes que, a diferencia de un incendio forestal —que aunque tremendo, con los años la naturaleza puede recuperarse— esto es irreversible", dice Clavero.
"Arrancar un bosque para levantar bloques de pisos no tiene vuelta atrás", se lamenta Clavero, una de las caras visibles de una entidad ecologista que ha hecho todo lo posible, y más, para evitar que las máquinas entraran en el Rancho Linares. Durante 15 años consiguieron paralizar las obras. Con el recurso que planean presentar ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo, confía en volver a frenarlas. Eso sí, esta vez, con destrozo de masa arbórea difícilmente recuperable de por medio.
"Aquí hemos catalogado 325 especies vegetales, que es una barbaridad: es uno de los dos espacios con más biodiversidad de la provincia de Cádiz. Y no lo digo yo, está todo en un listado oficial que mandamos a la Consejería de Medio Ambiente antes de que autorizaran este proyecto, advirtiéndoles de que iban a destruir el bosque más biodiverso de la provincia", insiste Clavero, que visita la zona junto a lavozdelsur.es.
Entre las 325 especies identificadas en el Rancho Linares, hay algunas amenazadas. Esta alta biodiversidad se debe a la variedad de hábitats que presenta: un bosque de pino piñonero con numerosas especies arbustivas, un amplio pastizal, un retamar y un acebuchal, con especies como el tomillo aceitunero.
Pero también hay especies animales casi únicas. "La araña más grande de Europa, la Macrothele calpeiana, incluida en la Directiva de Protección de Hábitats y Especies de la UE, vive en este lugar. Solo se ha encontrado en muy pocos sitios: aquí, en el Pinar del Hierro de Chiclana y en la zona de Los Alcornocales", describe el ecologista, mientras las máquinas, detrás, prosiguen con su trabajo.
La impulsora del proyecto, Grupo Q, no tiene información de estas viviendas en su web, aunque en los carteles que anuncian la construcción de los 1.260 inmuebles haya una dirección, inhabilitada.
Junto a estos terrenos, en la zona conocida como Bahía Alta, se construyeron las primeras 60 viviendas, vendidas en una primera fase, aunque decayó el proyecto porque no contaba con Evaluación Ambiental Estratégica para hacerlo en el Rancho Linares, la misma razón por la que se anuló el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) de El Puerto.
Tres lustros de luchas (y victorias ecologistas)
El Rancho Linares está incluido en el Plan de Ordenación del Territorio de la Bahía de Cádiz, una figura que impera sobre el PGOU. "Es un bosque protegido, y aun así permiten construir", apunta el ecologista Juan Clavero, uno de los que ha abanderado la lucha contra la urbanización de esta joya natural.
La modificación del PGOU portuense que declaró en 2010 estos terrenos urbanizables se realizó sin someterse a la preceptiva Evaluación Ambiental Estratégica, por lo que decayó. Ecologistas en Acción recurrió por esta circunstancia, y consiguió que se anulara. En junta de gobierno local hubo que dar marcha atrás, en un Ayuntamiento gobernado entonces por PP y PA.
En estos terrenos hay, además, dos Hábitats de Interés Comunitario (HIC) reconocidos por la UE —matorrales termomediterráneos y arbustedas termófilas mediterráneas Asparago-Rhamnion—, recuerdan los conservacionistas, que critican que el Ayuntamiento no haya respondido al recurso de reposición interpuesto por Ecologistas en Acción contra el acuerdo de aprobación definitiva del proyecto en la junta de gobierno local del pasado 13 de junio de 2024.
"No nos contestan y, para colmo, en el informe ambiental de la empresa ni siquiera mencionaban todas las especies que hay en estos terrenos, solo hablaban de pinos, de lentiscos, y de poco más, sin reconocer la riqueza real de este sitio", lamenta Clavero.
Y recuerda: "Los políticos han cogido la costumbre de levantar la mano en un pleno y recalificar suelos protegidos como si nada, pero existe jurisprudencia del Tribunal Supremo muy clara: la desprotección de un suelo no puede hacerse salvo que haya perdido de manera natural los valores por los que fue protegido. Si arrancas el bosque, eso no es argumento para desprotegerlo; al contrario, es motivo para restaurarlo".
"Sigo pensando que todavía se puede frenar"
Esta finca perteneció a una familia de indianos y luego a los Jiménez —"muy conocidos en El Puerto"—, antes de ser adquirida por la promotora de estas viviendas. En una visita organizada por Ecologistas, el arquitecto Humberto Jiménez, miembro de la familia que fuera propietaria, "se echó a llorar recordando lo que había sido este sitio", dice Clavero.
En el lugar se ha demolido la casa de indianos —"una casa típica de los indianos que regresaban de América con dinero, con un porche con columnas como los de Venezuela o Cuba"— y está en riesgo el acueducto de La Piedad (del siglo XVIII)—, que abastecía de agua potable a la ciudad, y que atraviesa la zona que está actualmente en obras.
"Yo sigo pensando que todavía se puede frenar. Tenemos argumentos legales, jurisprudencia y, sobre todo, la razón ecológica y social. Pero mientras tanto, la destrucción ya ha empezado, y eso duele", remata el ecologista.
El Ayuntamiento defiende el proyecto
"Este suelo, inicialmente previsto para un desarrollo industrial, tendrá un destino más social y necesario, al haber ubicado el equipo de gobierno los desarrollos industriales en zonas más oportunas". Así defendía el proyecto el Ayuntamiento de El Puerto en junio de 2010, entonces gobernado por PP y PA.
"Desde Urbanismo hemos cuidado este expediente, precisamente por la afección medioambiental que pudiera tener y el gran número de viviendas de protección oficial que se prometían a la ciudad, y hemos retrasado su aprobación cuanto hemos considerado oportuno hasta obtener todas las garantías necesarias", señalaba la entonces delegada de Urbanismo, Patricia Ybarra.
En febrero de 2020, el actual alcalde, Germán Beardo, destacaba que "este desarrollo urbanístico en la Zona Norte será un revulsivo importante para una zona en pleno crecimiento que tiene muchas posibilidades y potencial todavía, con una ubicación estratégica al localizarse en la salida de El Puerto hacia Jerez".
El regidor señalaba en una nota de prensa que esta zona, "que se había quedado muy estancada con promociones parcialmente terminadas a causa de la crisis del sector de la construcción de los últimos años, se reactivará gracias a este proyecto y otros en los que se están trabajando, que generarán empleo y riqueza en la ciudad, además de posibilitar el crecimiento de El Puerto de un modo ordenado y regulado".
