La plazoleta de El Puerto donde reina la basura y el trapicheo: "Es horroroso"

Los vecinos de la plaza El Molino manifiestan su hartazgo tras más de 20 años sufriendo vandalismo y presenciando consumo de drogas e "incívicos" tirando basura al suelo. El Ayuntamiento asegura que trabaja en ello

Plaza El Molino en El Puerto, donde los vecinos están cansados de presenciar vandalismo y trapicheo.
Plaza El Molino en El Puerto, donde los vecinos están cansados de presenciar vandalismo y trapicheo. MANU GARCÍA

Un yogur vacío, bolsas de basura y varias papelinas. Antonio señala una de las esquinas de la plaza El Molino en El Puerto. “Allí se ponen”, dice el vocal del bloque 7, uno de los primeros vecinos que llegó a estos pisos hace ya 24 años. Desde entonces, por delante de sus ojos han pasado todo tipo de escenas desagradables para cualquiera.

“Mi hijo no baja a la plazoleta, el trapicheo es horroroso”, comenta María José Pérez, vocal del bloque 4. Ella también lleva más de 20 años viendo a personas con jeringuillas en los rincones de la plaza. Unos 400 vecinos repartidos en 13 bloques están cansados de que estos individuos deambulen por el lugar por el que pasan todos los días para salir y entrar de sus casas.

Los edificios se construyeron a finales de los noventa junto a la barriada de Los Milagros. “La Policía entra poco, a lo mejor da una vuelta con la moto y se van. Como las leyes protegen a estos sinvergüenzas, en esta plazoleta tenemos que estar aguantando esto”, comentan los vecinos con indignación.

Basura en los rincones de la plaza.
Basura en los rincones de la plaza.    MANU GARCÍA

Según explican a lavozdelsur.es, se drogan a cualquier hora del día y utilizan la plaza como centro de operaciones para la distribución de las sustancias estupefacientes. Además, introducen la mercancía en huecos de la zona común, que presenta tres entradas. “Aquí esconden la droga en una mochila y la tapan con las hojas secas”, dice la portuense mientras su dedo índice apunta a un recoveco que pide a gritos un barrido.

"Pintan las paredes, hacen botellón y destrozan todo"

Los vecinos dan una vuelta por la plazoleta a plena luz del día y se detienen frente a lo que llaman “el paseo de los drogatas”, donde suelen consumir “los zombies”. Allí, hace unas horas, la Policía detuvo a un hombre que sacó un destornillador a otro porque no le pagaba lo que le debía. “Casos como esos tenemos todos los días, a mí ya me da vergüenza decir donde vivo”, lamenta María José.

Algunos vecinos se han atrevido a llamarles la atención, en vano, mientras otros, sienten miedo a las represalias si les dirigen la palabra. Al menudeo, se suma el vandalismo. “Los niñatos hacen botellón, pintan las paredes y gritan hasta las tantas, y lo destrozan todo, echan mierda, rompen farolas. Esto va a peor”, manifiestan.

Acumulación de hojas secas, donde esconden mochilas con droga.
Acumulación de hojas secas, donde esconden mochilas con droga.  MANU GARCÍA
Antonio muestra los adoquines levantados.
Antonio muestra los adoquines levantados.  MANU GARCÍA

Las familias se han planteado privatizar esta plazoleta ya que “al ser una zona pública no se les puede echar”. Están hartos no solo de los actos vandálicos sino también de la falta de mantenimiento. A sus pies se divisan adoquines levantados y losas deterioradas que suponen un suplicio esquivarlos, sobre todo para las personas mayores. “Mi marido es ciego y no puede pasar, los vecinos están todo el día pendientes, avisándole para que no se tropiece”, cuenta una vecina al mismo tiempo que Antonio muestra que no están adheridos.

En numerosas ocasiones han enviado las incidencias a la aplicación Mejoramos El Puerto, una herramienta municipal de colaboración ciudadana que, hasta el momento, no ha dado respuesta a esta zona. “Es un peligro, mi madre hace tres meses que no baja sola a la calle, le da pánico porque está todo el suelo levantado”, comenta María José mientras esquiva una lata y se fija por donde pisa.

Tras dejar atrás unos bancos oxidados, se para frente a una papelera metálica desbordada de basura. En sus rostros se percibe asco. “Mira cómo están, y lo que hay dentro son cacas de perros porque esto es el pipican vienen personas de todas partes”, aseguran los vecinos que explican que el servicio de recogida de basura realiza su servicio una vez a la semana.

Incidencias en el suelo de la plaza El Molino.
Incidencias en el suelo de la plaza El Molino.  MANU GARCÍA

Ellos compraron sus hogares como zona privada, sin embargo, cuando llegaron comprobaron que la plaza estaba abierta y, aún así, pagaban el mantenimiento. Tras sus reclamaciones, el Ayuntamiento se hizo cargo pero, según cuentan, no cumple con sus deberes. “La plazoleta está hecha una mierda”, suspira una mujer que acaba de bajar de su piso. Palomas muertas, hojas, y alguna que otra cuchara se divisa a unos metros de ella.

El aspecto del interior de los bloques no tiene nada que ver con el de la plaza. “Son pisos de buena calidad y con muy buenos vecinos”, dicen. Pero de puertas para afuera reina el caos, “tenemos que estar viviendo con este lastre”.

"Vivimos con este lastre"

Ante esta situación, son los propios vecinos los que se ven obligados a tomar cartas en el asunto. Son ellos los que mantienen la plaza. “Cada tres meses tenemos que bajar a quitar las pintadas de estos sinvergüenzas”, cuentan. Una mujer confiesa que ella, cada vez que ve algún residuo fuera de la papelera, se agacha y lo recoge, y otra añade que limpia las jeringuillas para que sus nietos no las vean cuando vienen a su casa. A sus manos se suman las de Antonio, que más de una vez ha bajado con una manquera para limpiar los restos de orina después de haber visto a varias personas hacer sus necesidades.

Estado de la plazoleta en El Puerto.
Estado de la plazoleta en El Puerto.  MANU GARCÍA
Una bolsa tirada en una zona verde de la zona.
Una bolsa tirada en una zona verde de la zona.  MANU GARCÍA

Hace unos años, decidieron instalar en cada uno de los trece bloques puertas con rejas. “Todo lo pagamos de nuestros bolsillos. Se metían dentro y nos los encontrábamos en las azoteas durmiendo”, añade la vocal.

En El Molino, los niños y niñas no juegan en la plaza. No están tranquilos desde que el gamberrismo se apoderó de sus hogares. “Cuando vengo de trabajar voy pensando, a ver qué me encuentro hoy en la plazoleta”, expresa la portuense. “Nos sentimos abandonados, exigimos más vigilancia”, añaden con la esperanza de que todo cambie.

El Ayuntamiento ya ha interpuesto 73 sanciones 

Según ha trasladado la responsable de Seguridad del Ayuntamiento de El Puerto, Marina Peris, a lavozdelsur.es, "en los últimos meses, tanto Policía Local como Nacional han reforzado la vigilancia en esta zona, tal como se acordó con los vecinos en una reunión". La delegada confirma que se efectúan rondas de forma constante en colaboración con el Cuerpo de Policía Nacional.

Desde que empezaron las rondas se han interpuesto 73 sanciones tanto por prostitución como por tenencia de sustancias estupefacientes. "Seguimos en ello, es un proceso lento, a medio y largo plazo, no es algo que se pueda subsanar en dos días", comenta. 

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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