El Madrugador viaja de lugar maldito a objeto del deseo especulativo 41 años y 18 millones después

El que fuera manicomio hasta 1984 se presentó en 2019 como complejo para formación turística pero la falta de contenidos, la pandemia y la presunta alianza Diputación-Cádiz CF lo dejan a merced del uso privado

Acceso a las instalaciones de El Madrugador, en El Puerto, este pasado viernes.
10 de agosto de 2025 a las 08:46h

Entre un espacio que nadie quiere, maldito hasta convertirse en chascarrillo amenazante, y un lugar que todos persiguen para "emprender, formar y producir" hay una distancia clara. Es la que transcurre entre 2006 y 2025, entre el inicio de las obras de reconstrucción de El Madrugador, en El Puerto de Santa María y la actualidad.

Para entender la vigente polémica con este recinto como protagonista involuntario, es necesario regresar al pasado. En junio de 1984, hace 41 años casi exactos, el Parlamento de Andalucía aprueba la llamada reforma psiquiátrica. Ese conjunto de leyes ponía fin a los "manicomios". Cada provincia andaluza tenía uno, dependiente de cada diputación provincial.

El de Cádiz estaba en El Madrugador, colindante con la carretera de El Portal, a la sombra del cerro de San Cristóbal, 26 hectáreas en una zona forestal, de pinar, placentera e idílica.

La presidenta de la Diputación, y el alcalde de El Puerto, Germán Beardo, en Fitur.  JUAN CARLOS TORO

Durante años, antes y algo después de ese 1984, en el dialecto propio de las ciudades de la Bahía había expresiones como "este está para irse a El Puerto", "al final acabamos todos en El Puerto" y otras similares.

Las conversaciones familiares, cuando bajan el tono y se volvían susurros, cuando entraban más ganas de oírlas, incluían un recuerdo para aquel lugar. Fulanita está allí, el pobre. Mengano entró y nunca salió. Todas con la condescendencia propia de la época, la salud mental era algo que sólo afecta a los demás. La física, como si fuera distinta, sí es de todos.

Donde decían El Puerto, los hablantes y oyentes colocaban el histórico penal o la clínica para enfermedades mentales de El Madrugador, no había más opciones.

La revolución psiquiátrica

El cambio legal de la balbuceante democracia puso fin a su mitológica vida como destino de todo tipo de pacientes, desde adictos hasta esquizofrénicos, con un espacio también para las víctimas del machismo o la homofobia, galopantes y violentos hasta los años 70, como poco.

Llegó la democracia y mandó parar. Cada enfermo real o señalado a su casa. Con sus familiares o seres cercanos. El chalé, como también era llamado popularmente con ironía, quedó sin uso. La Diputación Provincial lo cedió a colectivos sociales que le dieron vida como centro de rehabilitación de drogadictos y de reinserción de reclusos. También como geriátrico.

Pasados 15 años, El Madrugador había caído progresivamente en la inactividad, casi en el abandono. Ninguna de sus funciones arraigó y cada vez estaba más despoblado y desaprovechado. La propiedad, Diputación Provincial, pensó durante los primeros años del siglo nuevo en darle nuevo uso. Pero qué uso.

En caso de duda, mano de santo turística. El fenómeno masivo ya se anunciaba, aún con chupete y sin cruceros, como el nuevo maná de la provincia, una vez se fue la industria.

En 2006 comenzaba la reconstrucción de El Madrugador como "campus universitario de excelencia turística". Cuanto más rimbombante todo, mejor. Centro de formación para trabajadores turísticos de sitios finos.

Las obras, con fondos europeos, paga Bruselas, se prolongaron unos inexplicables 13 años pero llegaron a su fin y en marzo de 2019 se producía la inauguración. Los trabajos costaron casi 18 millones de euros

El resultado era una especie de complejo académico de 9.000 metros cuadrados con tres edificios. Uno consagrado a residencia estudiantil (40 habitaciones con 60 plazas), otro dedicado a oficinas, administración, cafetería, comedor e instalaciones comunes y un tercero con las aulas. Como una de las joyas aparecía un auditorio para 300 personas.

"El objetivo de este campus de excelencia profesional es la formación especializada en investigación, desarrollo e innovación para los sectores turístico y hostelero de la provincia de Cádiz, mediante una oferta formativa de calidad que lo convierta en un centro referente a escala nacional", dijo la presidenta Irene García y se quedó tan tranquila, satisfecha.

Fueron anunciados seminarios de gastronomía impartidos por chefs famosísimos; cursos específicos para la nutrición de deportistas de élite; másteres específicos de Administración y Dirección de Empresas turísticas; intercambios con universidades privadas españolas y escuelas de cocina de alto copete en Europa. Todo eso y más porque daba igual. No se hizo nada.

Los responsables del recinto por entonces tienen una justificación considerable, la más grande de lo que va de siglo. Apenas diez meses después de la inauguración, cuando quizás iban a cuajar los primeros planes y materializarse las primeras actividades académicas se declaró la alerta sanitaria mundial.

Instalaciones del complejo académico El Madrugador, este pasado viernes.  JUAN CARLOS TORO

No había pasado un año desde la reapertura cuando llegaba el bloqueo planetario de la movilidad, el confinamiento ubicuo, el terror universal. Si algo estaba en marcha, el Covid lo rompió en todos los pedazos posibles.

La diputada socialista Ana Carrera, cuando empezaba la recuperación del golpe pandémico, en 2022, anunciaba un proyecto para recuperar el uso de El Madrugador. Aseguraba que el recinto contaba con todas las características y equipamientos para formar "en la excelencia turística, que es lo que separa lo bueno de lo mejor".

Beardo ya lo advirtió en 'lavozdelsur.es'

Por decisión electoral y acuerdo con La Línea 100x100, en primavera de 2023 el Partido Popular recuperaba el gobierno de la Diputación Provincial. Por tanto, el control sobre El Madrugador. Para mayor coincidencia, geográfica en este caso, el nuevo responsable directo era, a la vez, alcalde de El Puerto, Germán Beardo.

Este dirigente se convertirá en protagonista absoluto de un culebrón y con cierta lógica. El recinto está en su término municipal. Beardo tiene su propio plan para El Madrugador y así lo declara pronto, ni un año en el cargo, a lavozdelsur.es para anunciar el futuro del complejo educativo como un "hotel-escuela" que ofrezca formación y alojamiento a la vez.

Una de las propuestas incluidas en este proyecto de Beardo es llevarse de Cádiz hasta El Madrugador la escuela de hostelería que la Diputación tiene en el edificio Europa de la Zona Franca de la capital gaditana, llamada Fernando Quiñones.

Ese propósito enfrentaría a Beardo, una vez más, con otro diputado del PP, el gaditano Juan José Ortiz. Finalmente, la escuela Quiñones se quedó dónde estaba pero el regidor portuense, antiguo jugador de la cantera del Cádiz Club de Fútbol, dejó claro que no iba a dejar de mover la pelota.

Javier Vidal, vicepresidente de Diputación por La Línea 100x100, en el Palacio de la Aduana.  JUAN CARLOS TORO

Antes de que se apagara el ruido por la escuela de hostelería, casi con sordina, ya cedió al Cádiz Club de Fútbol el edificio de El Madrugador con habitaciones, el de residencia. Desde entonces, 2023, sirve como alojamiento y centro de estudio para unas 25 promesas adolescentes del equipo amarillo que tienen su domicilio familiar en otras comarcas o provincias.

En ese momento comenzaron las críticas de la oposición, especialmente Izquierda Unida y, siempre con la boca más pequeña, el PSOE.

En varios plenos de Diputación, ambas formaciones se preguntan en voz alta cómo un espacio público que ha costado 18 millones de euros de fondos europeos acaba, gratis total, en manos de una empresa privada como un equipo de fútbol. La respuesta es el sonido de los grillos y algunas bolas de espino rodando por el salón.

La locura del verano de 2025

Cuando aquella polémica, levísima, estaba asumida, el caso El Madrugador estalla. El pleno de la Diputación de este pasado 30 de julio aprueba levantar el control público sobre el recinto que ha costado 18 millones de dinero (de nuevo, público) —su titularidad pasa del Instituto de Empleo y Desarrollo Tecnológico (IEDT), un organismo autónomo de la institución provincial, a la propia Diputación de Cádiz, a la Casa, a Palacio—.

Ese cambio abre la puerta a cederlo a cualquier entidad o uso privados, por ejemplo, un suponer remoto: a un equipo de fútbol, el de más alta categoría en la provincia, el único dentro del nivel profesional. En la práctica, a efectos institucionales, es una privatización. Una más.

Con ser llamativo el paso, más aún lo es la forma. La medida sólo la apoya el PP, su socio de gobierno (La Línea 100x100) se levanta de la sesión con gesto teatral como muestra de rechazo y el PSOE se opone pero con tres diputados ausentes. Esa coincidencia cósmica permite dar mayoría aritmética al PP.

El Madrugador tiene teórica función académica desde su reinauguración en 2019.  JUAN CARLOS TORO

El portavoz linense, Javier Vidal, amaga con romper el pacto, raja en público del presidente del Cádiz Club de Fútbol (como el portavoz de IU) por haber telefoneado a diputados para cambiar el sentido del voto, para que dijeran sí en vez de nones.

Todas las denuncias y amagos acaban en nada, puro paripé. Gana la banca. El pacto en Diputación continúa, la presidenta salva su dañado prestigio como puede para terminar el mandato y la rebelión de los concejales de El Puerto frente a su propio partido logra su objetivo. 

Germán Beardo y los gerentes del Cádiz Club de Fútbol (entre ellos el vicepresidente, portuense, Rafael Contreras) mantienen un sabio silencio mientras se dejan ver juntos, disfrutando y relajados, repetidamente en varios espectáculos públicos y en una corrida de toros en la plaza de El Puerto.

El alcalde y diputado del PP sabe que su plan sigue adelante -sea o no la cesión al Cádiz CF- y que, en la práctica, la posibilidad de ofrecer El Madrugador a una empresa privada -un club de fútbol u otra- se ha concretado, ya es posible. Puede que aún necesite algún trámite más, repetido y aburrido, pero eso es pura burocracia.

Al final, está condenado. El Madrugador es un lugar maldito, 41 años después vuelve a ser una cosa -y una casa- de locos, un espacio condenado a la discusión sobre cómo tratar a los teóricos frágiles y frenar a los supuestos poderosos.

Sobre el autor

José Landi

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