El mayor trabajador de España con 71 años cotizados es de Cádiz

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Para los jóvenes y no tan jóvenes de hoy día no sería díficil, sino utópico. Cotizar en la actualidad, por desgracia, es casi un milagro, milagro que ha cumplido con creces Francisco Parra, la persona con más años cotizados a la Seguridad Social. A sus 85 años este portuense ha cotizado más de 71 años, y continúa trabajando en el mismo lugar de siempre, en Bodegas Caballero, aunque con una jornada más reducida. "Es muy bueno, sobre todo con las mujeres, aunque se enfada por cualquier cosa, la edad...", comentan algunos compañeros en tono algo jocoso. La hazaña resulta aún más gloriosa teniendo en cuenta que vive en la provincia con mayor tasa de paro de España, similar a la de la franja de Gaza.

Joven, siendo apenas un chaval, inició su vida laboral en la planta de embotellado manual del Grupo Caballero, donde previsiblemente la concluirá. Luego pasó a formar parte del departamento de compras para finalizar en el departamento de contabilidad, imperturbable a pesar de los vaivenes, los altos y bajos que ha vivido el país y la comarca.

Él, que ni siquiera posee teléfono móvil, goza de la confianza de sus compañeros y superiores, pese a las nuevas tecnologías a las que no se ha adaptado del todo y la jugarretas de la memoria propias de su edad. Cumple rigurosamente su horario laboral. El ordenador y la impresora de su mesa no forman solo parte del atrezo de su hábitat de trabajo, son sus herramientas para comprobar en los albaranes que debe supervisar. En 71 años, Parra tan sólo ha abandonado en una ocasión su puesto de trabajo debido a una operación de cataratas. Nadie externo a los dirigentes de la empresa la conocen como Francisco, de ahí que los compañeros del área de márketing cuentan con él para saber los entresijos de la historia de la bodega.

Desde la empresa que lo ha visto crecer, madurar y envejecer, aseguran que se irá cuando tenga que irse, aunque la propia voz de Francisco delata algo de cansancio, algo que no le priva de disfrutar de los suyos y de dedicar parte de la tarde a pasar un buen rato con conocidos en locales para personas mayores. Lleva una vida corriente, indiferente al mérito de lo logrado, a la suerte de haber podido dedicar gran parte de las últimas siete décadas de su vida a trabjar en una firma que le valoraba y lo valora.