El Camino de la Reyerta, el paradigma de la burocracia berlanguiana

Cuatro administraciones se miran las unas a las otras sin saber quién tiene que arreglar una pequeña vía entre Sanlúcar y Chipiona

José Manuel Ahumada, junto a varios agricultores afectados, en pleno camino. FOTO: MANU GARCÍA
José Manuel Ahumada, junto a varios agricultores afectados, en pleno camino. FOTO: MANU GARCÍA

El Camino de la Reyerta podría ser cualquier camino de cualquier municipio. Pero no lo es. Porque es el camino de dos municipios, Chipiona y Sanlúcar. No hay muro que las separe, que esto no es una frontera entre dos estados. Entre medias, La Jara, un núcleo de viviendas entre rurales y bien avenidas. El campo pobre, el campo rico, diseminado. La costa por aquí es más desembocadura del Guadalquivir cuando está por Sanlúcar, y más Atlántico cuando está en Chipiona.

El camino es literlamente tierra de nadie. Tierra, porque hace muchos años que un proyecto de reasfaltado quedó a medias y sólo se picó el asfalto viejo. Baches hechos a mala idea. Y es de nadie porque, aunque las cartas tributarias se asignan perfectamente a cada rinconcito del entorno, el camino es batalla política para que no lo quiera nadie.

Cuenta José Manuel Ahumada, presidente de la asociación de vecinos, que reúne a más de un millar de viviendas, que allá en los tiempos del blanco y negro el camino fue asignado a Sanlúcar, a pesar de la creencia popular de que era de los dos municipios. Fue la Junta la que convirtió ese saber de los vecinos en norma y delimitó en el 92 los términos de Chipiona y Sanlúcar a través del camino. En el último arreglo, realizado por la Junta, se dijo que el mantenimiento correría a cargo de la ciudad de la manzanilla, pero "ese papel el Ayuntamiento dice que no lo encuentra".

La historia de la Reyerta no es la de un camino más. Lleva más de una década en un estado lamentable, especialmente en un tramo de cuatro kilómetros. "Los vecinos fuimos a preguntar cuánto nos costaría el arreglo, fuimos a una empresa en El Puerto. Calculamos unos 8 o 10 centímetros de grosor, sobre cinco metros de la plataforma para cuatro kilómetros y nos dijeron que serían unos 90.000 o 100.000 euros".

Sin embargo, los presupuestos que constan en las administraciones multiplican esas cifras por tres. "Las empresas, sabiendo que pueden cobrar ese dinero tarda, se curan en salud". La burocracia berlanguiana sentó a cuatro partes administraciones para buscar soluciones.

Parte 1: Ayuntamiento de Sanlúcar. Está dispuesta a pagar una parte.

Parte 2: Ayuntamiento de Chipiona. Está dispuesta a pagar una parte.

Parte 3: Diputación de Cádiz. Está dispuesta a pagar una parte.

Parte 4: Junta de Andalucía. Está dispuesta a facilitar los trámites para obtener alguna subvención y, llegado el caso, a pagar una parte.

"Cuando estaba el PSOE en Sanlúcar, no decía que era de la Junta. Ahora sí". "Y cuando está en la Junta el PSOE y en todas partes el PSOE, tampoco lo arreglaron", añade un agricultor. La delegación de Agricultura de la Junta en Cádiz fue la última en aportar la solución de la mesa, la de las subvenciones posibles. El Plan Itínere autonómico, para el arreglo de caminos, en teoría sí puede ser solución, aunque los técnicos municipales de Sanlúcar y Chipiona pensaran que no, según las últimas conclusiones. "En esa reunión", explica Ahumada, "nos dijo que incluso si no podía darse esa ayuda, que se comprometía a buscar otra".

Uno de los agricultores, en la caída del camino. FOTO: MANU GARCÏA

El último ciclo electoral sirvió a los vecinos para arrancar compromisos. "Izquierda Unida presentó mociones en Chipiona, Sanlúcar y Diputación que fueron aprobadas por mayoría para dar una solución". La cuestión es que, por más que se le de vueltas, 90.000 o 300.000 euros no son nada, porque los costes que provoca suman mucho más.

Y no lo son porque los muchos vecinos y, sobre todo, agricultores que pasan por el camino con frecuencia sufren los problemas con frecuencia que, por desgracia, les cuestan muchos sustos y mucho dinero. Un tractor que transporte flores, zanahorias, o cualquier otra cosa de las que se siembran por los campos de la Reyerta, si se va al carril intentando no dar con un bache, esquivar a algún conductor despistado, etc., asume los costes de sacar el vehículo de la calzada, el estropicio del producto y las horas no trabajadas. Uno de los agricultores que sufrió un pequeño accidente recientemente lo cifra en unos 8.000 euros en total.

La desidia, la rivalidad política, la necesidad de evitar que otros se pongan las medallas mientras las arcas de una administración u otra se encargan de los arreglos, acaban a los vecinos y profesionales tirados con un camino que un político quiso arreglar justo antes de unas elecciones y que, como no resultó reelegido, no culminó la obra, ni quien entró así lo quiso.

"Ahora es cuando creemos que lo vamos a conseguir", incide Ahumada. "Yo soy una persona ya jubilada, tengo mucho tiempo, y un día me fui a contar coches y tractores. Calculé que pasaban unos 3.000 en un día". Si se arreglara, este entorno ganaría calidad de vida y más. Por La Jara pasan turistas, caravanas, autobuses... Una vía directa hasta Sanlúcar desde las urbanizaciones veraniegas de Chipiona, Rota.. Un camino que muchos prefieren no coger. Un agricultor lo deja claro. "Prefiero dar la vuelta por mi campo para no tener que coger por ahí. Me quito 500 metros del camino este y cojo otro en buen estado que son 7 u 8 kilómetros más.

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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