A los pies de la Sierra de Grazalema y en la ribera del Majaceite, esta pequeña localidad de poco más de 2.000 habitantes ha sabido sacar partido a sus atractivos naturales e históricos para salir adelante.
Llegar a El Bosque, a los pies de la Sierra de Grazalema y en la ribera del Majaceite, apenas supone 40 minutos desde Jerez o unos 60 si se llega desde Cádiz. La autovía A-382 y, posteriormente, la A-372, convierten en cómodo el desplazamiento en coche hasta este privilegiado enclave de la ruta de los pueblos blancos.
El Bosque, de amplia tradición cárnica y maderera, se ha sabido reinventar con el paso de los años, sobre todo durante la crisis, para reconvertirse en una localidad eminentemente turística, a pesar de sus reducidas dimensiones. Aquí la naturaleza y la gastronomía mandan, y el Ayuntamiento y la asociación local de hosteleros lo vieron claro para potenciar ambas industrias, dando facilidades a empresas dedicadas al llamado turismo rural de aventuras y promoviendo ferias y actividades ligadas a sus productos más típicos, como las chacinas, los quesos y las truchas.
A diferencia de otros pueblos monotemáticos en cuanto a industria, como Arcos con las tejas o Ubrique con la piel, El Bosque ha sabido diversificarse. Su también tradicional industria carpintera, muy ligada a la construcción, se vino abajo con la crisis del ladrillo, aunque ahora poco a poco está empezando a resurgir. Destaca de la localidad su polígono industrial —construido, por cierto, de manera que no daña las maravillosas vistas del entorno— algo que llama la atención si nos atenemos a su pequeño número de habitantes, poco más de 2.000, y al más que considerable número de industrias que aglutina. “Podemos presumir de tener una de las tasas de paro más bajas de la provincia. Aquí, salvo los estudiantes, la gente emigra poco. Es más, se puede decir que importamos trabajadores”, afirma Antonio Galindo, empresario y vicepresidente de la Asociación de Hosteleros de El Bosque.“El Bosque ha sabido convertirse en un destino turístico de calidad. Siempre lo ha sido, incluso antes que Grazalema, que hace 20 o 25 años parecía que estaba perdida en la Sierra, y con ese pasado que teníamos, nos hemos reinventado, sobre todo desde el punto de vista gastronómico. Nos hemos formado más y organizando diversos eventos para poner en valor la marca El Bosque”, explica Galindo. Y no le falta razón. Es pasar por El Bosque cualquier puente festivo o fin de semana y darse cuenta de que las terrazas de sus bares están llenos (cerca de 40 hay) y de que su entorno natural está lleno de senderistas. De hecho, la famosa ruta del Majaceite, que une este punto con Benamahoma entre fresnos, chopos y olmos, es la primera más transitada de la provincia de Cádiz y la segunda de toda Andalucía, merced a su idílico paisaje bordeando el río y a su escasa dificultad, que la hacen ideal para toda la familia.
Famosa en El Bosque es también su piscifactoría, enclavada aquí desde 1974. Actualmente cuentan con 130.000 truchas, que suministran a grandes mercados de la provincia y de Sevilla, además de a bares y restaurantes del entorno. Como curiosidad, hay que reseñar que todas las truchas son hembras y que las huevas provienen de Burgos. Una vez en El Bosque, primero se introducen en dos pequeños estanques situados en un laboratorio durante una semana. Una vez ya han eclosionado y han tomado un tamaño de apenas milímetros, se las introduce en otras piscinas durante un mes, para que sigan creciendo, momento en el cual ya pasan al exterior, donde alcanzarán sus perfectas dimensiones para ponerse a la venta.En los últimos años, El Bosque también se ha caracterizado por la popularidad de sus quesos. En este punto, El Bosqueño, la quesería más antigua de la provincia, tiene mucho que decir, con presencia constante de sus productos en las ferias gastronómicas nacionales e internacionales más famosas y con numerosos premios en su haber.
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