Un día en El Palmar es sinónimo de sol, surf, paseos por la orilla y la oportunidad de disfrutar de una experiencia costera inolvidable. Desde primera hora de la mañana, los más madrugadores comienzan una jornada que puede ser parecida a la anterior y a la posterior, pero nunca igual.
El ambiente de esta playa, situada en el término municipal de Vejer, es diferente a todas las demás. Por ello, es conocida históricamente la preferencia que por ella tienen muchos extranjeros. En los últimos años, de hecho, ha sido uno de los puntos de referencia para los llamados nómadas digitales, aquellos que teletrabajan para empresas ubicadas en cualquier ciudad, mientras pueden disfrutar de vivir en un auténtico paraíso.
Los negocios relacionados con el mundo de las olas impregnan todo. Desde chiringuitos hasta cualquier lugar donde hacer la compra. Todo un negocio que está, a nivel económico, en su mejor momento.
Sin embargo, al haberse convertido en todo un símbolo en el ámbito del boca-oreja en toda la Península como un paraíso -junto a Tarifa-, un riesgo para El Palmar es rebasar la delgada línea entre el éxito y el exceso. Una estancia de 5 días en una casa prefabricada en El Palmar está, para cualquier semana de agosto, en los 1.500 euros. Y la oferta es baja.
La falta de vivienda en el entorno hace que la alta demande transforme la oferta en precios que pueden parecer demasiado altos. Y entra en juego la especulación. Porque tener un lugar donde dormir a unos metros de la primera línea del paraíso es todo un lujo, un bien casi inalcanzable.
Quizás por ello, mientras muchos tarifeños denuncian la pérdida de calidad de vida en el centro de la ciudad durante el verano, un empleado de un parking explica: "Este año no está siendo de los mejores. Llevo varios años trabajando y he visto otros veranos con más gente".
Lo cierto es que la afluencia en restaurantes y chiringuitos, o la propia imagen de la playa abarrotada, parecen desmentirlo. Pero en este inicio de agosto, el ecuador de los dos meses puramente vacacionales, aún queda para ver el momento de mayor afluencia.
Si tienen ocasión de ir a El Palmar, no se lo pierdan. La puesta de sol es una de las más bonitas. Pero el encanto que conocen los gaditanos, el de ser una playa especial, sin apenas gente, esa imagen se queda ya en el recuerdo. Eran otros tiempos. Hoy, para bien o para mal, El Palmar está de moda.
