El viento de levante ha comenzado la semana con fuerza en Tarifa, el rincón más meridional de Europa continental y uno de los lugares donde este fenómeno meteorológico alcanza su máxima expresión. En esta localidad gaditana, el levante no es solo una cuestión de clima: es parte del paisaje, de la rutina y del estado de ánimo. Para muchos, es un viento enérgico y seductor; para otros, una presencia incómoda y persistente.
"Aquí, cuando el levante sopla fuerte, o te enamoras… o huyes", comenta un vecino en redes. La escena es habitual: gorras volando, ojos entrecerrados y conversaciones a gritos. El levante marca el ritmo de los días, a veces con una belleza salvaje y otras con un fastidio constante.

Paraíso de surfistas, pesadilla para paseantes
Los amantes de deportes como windsurf, kitesurf y vela celebran su llegada como un regalo. Las playas de los Lances o Valdevaqueros se llenan de cometas de colores, tablas y neoprenos, en un espectáculo que combina destreza y viento. Para ellos, el levante es una bendición natural. Con levante, la zona es un paraíso, con gente que viaja expresamente desde otros puntos de Europa para aprovechar las rachas que pueden superar los 80 kilómetros por hora.

Pero no todo son alabanzas. Para los paseantes, los veraneantes en la arena o quienes simplemente buscan tranquilidad, el levante puede ser una fuente de incomodidad. Es común escuchar quejas por la arena volando, los dolores de cabeza o la imposibilidad de mantener una conversación sin alzar la voz. Hay días en los que mejor ni siquiera abrir la ventana de las viviendas.

Este viento, originado por diferencias de presión entre el Atlántico y el Mediterráneo, puede permanecer durante varios días seguidos, generando desde molestias físicas hasta alteraciones en el ánimo. Y es que hay quienes aseguran que el levante no solo mueve árboles, sino también emociones. En Tarifa, esa influencia es tan cotidiana que ya forma parte del carácter local.
Aun así, el levante tiene algo hipnótico. Su fuerza y constancia dibujan una Tarifa distinta, llena de energía, movimiento y contrastes. Es el viento que da vida a su identidad marinera, que atrae turismo y que, incluso en sus días más insoportables, sigue siendo protagonista. Porque en este municipio, como muchos repiten con resignación o entusiasmo, el levante no se sufre, se sobrevive… o se ama.


