Algodonales se defenderá del asedio de las tropas de Napoleón

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El municipio celebra, entre el 29 de abril y el 1 de mayo, la 13ª edición de su recreación histórica.

Algodonales volverá a ser, del 29 de abril al 1 de mayo, una villa en guerra. Sus habitantes se defenderán del asedio de las tropas de Napoleón. Y pagarán un alto precio. Se retrocede al 2 de mayo de 1810, “una fecha que define nuestra identidad como pueblo”, según ha manifestado su alcalde, José María Gómez. La recreación cumplirá este año trece ediciones, que la acreditan como una cita “plenamente consolidada” y capaz de propiciar beneficios a comercios y hostelería local, así como a poblaciones de la Sierra de Cádiz cercanas, tal como ha manifestado la vicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo de Diputación, María Dolores Varo.

La recreación —una de las pioneras en la provincia de Cádiz—, además de su valor cultural, se ha convertido en un medio de promoción turística. Se estima que en 2016 se alcanzó la cifra de 5.000 visitantes. En la nueva edición se incorporan novedades: bajo el lema “Vive el 2 de mayo con los 5 sentidos” se planteará una ambientación del siglo XIX desde diferentes percepciones. La fascinación visual queda garantizada con las vestimentas similares a las de hace dos siglos; el gusto y el olfato percibirán gastronomía de aquel tiempo; y también se escenificarán sonidos, “de lamentos, o de cañonazos” según ha referido José María Gómez en la presentación de esta iniciativa.

El Ayuntamiento ha diseñado una web específica sobre su particular 2 de mayo y que transitoriamente se aloja en www.algodonales.es/2demayo. Este medio aún está en fase de adición de contenidos si bien ya se pueden consultar gran parte de los preparativos. La divulgación del 2 de mayo de 1810 también se fortalece con el cartel creado por el artista Tony Carbonell quien ha explicado que uno de sus primeros trabajos profesionales, tras llegar desde Cuba, “fue ejercer de monitor de bellas artes en Algodonales”. Para la ocasión ha compuesto un collage donde convergen personajes del siglo XIX –un campesino, una aguadora y vendedoras de frutas y de pescado- ante la torre de la iglesia de Santa Ana y con el perfil montañoso de fondo.

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