Un niño de cuatro años ha fallecido este lunes por la mañana tras caer a una piscina en la localidad malagueña de Mijas. El aviso fue recibido por el servicio de emergencias 112 a las 9.15 horas, momento en que un testigo alertó de la presencia del menor en el agua en una vivienda situada en la urbanización La Alquería.
Según ha comunicado la Agencia de Emergencias de Andalucía, dependiente de la Consejería de la Presidencia de la Junta, el menor ya había sido sacado del agua cuando se notificó el suceso. En respuesta al aviso, se desplazaron al lugar miembros de la Guardia Civil, la Policía Local y el Centro de Emergencias Sanitarias 061.
Los equipos sanitarios intentaron reanimar al menor mediante maniobras de reanimación cardiopulmonar, aunque no lograron revertir la situación y se confirmó su fallecimiento en el mismo lugar del accidente.
Las recomendaciones
Cada año, los ahogamientos continúan siendo una de las principales causas de mortalidad infantil, en su mayoría por accidentes que podrían haberse evitado con medidas básicas de prevención. Los expertos advierten que la vigilancia constante es la herramienta más eficaz para evitar tragedias, ya que en la mayoría de los casos las víctimas habían estado fuera del campo de visión por menos de cinco minutos. Enseñar a nadar a los niños desde edades tempranas y reforzar normas de seguridad puede ser crucial para reducir los riesgos.
Las autoridades recomiendan la instalación de cierres perimetrales en piscinas y otras zonas acuáticas, una medida que ha demostrado disminuir significativamente el riesgo de ahogamiento al limitar el acceso sin supervisión. Además, se subraya la importancia de evitar saltos imprudentes al agua, una práctica que constituye la tercera causa de lesión medular en España, especialmente entre jóvenes de entre 15 y 25 años. Conocer la profundidad y visibilidad del lugar antes de zambullirse puede prevenir consecuencias graves.
También se destaca que el 85% de los episodios de ahogamiento podrían evitarse si se eligen zonas de baño vigiladas, se respeta la señalización de peligro y se mantiene una supervisión constante, tanto de los menores como de las personas con diversidad funcional. Contar con formación básica en primeros auxilios puede marcar la diferencia a la hora de atender un accidente acuático, al reducir la gravedad de las lesiones hasta la llegada de los servicios de emergencia.