Cuatro años después de reabrir sus puertas, en un intento de recuperar su glamour de los 60 del siglo pasado que acabó estrellándose, la emblemática La Vega, en la plaza Esteve de Jerez, ha vuelto a la vida, aunque diciendo adiós para siempre a sus míticos desayunos y a sus famosos churros.
En su lugar, desde este fin de semana el centro de la ciudad acoge una enorme sala de fiestas, un nuevo bar de copas que confirma el atractivo de esta zona de la ciudad por un segmento de la hostelería que suma otro activo muy importante.
Abierta por Manuel Vallejo Fernández el 8 de diciembre de 1958, acabó convirtiéndose en un lugar emblemático para numerosas generaciones de jerezanos. La Vega en las décadas de los 60 y 70 era un icono en Jerez.
Lejos de la imagen decadente de los últimos tiempos, la cafetería era un hervidero de transacciones comerciales, corredores y trasnochadores. En diciembre de 2019, tras una profunda reforma, el local, la esquina del antiguo edificio del IARA diseñado por Fernando de la Cuadra, reabrió.
La llegada de la pandemia no ayudó al despegue de una cuantiosa inversión que tenía muy complicado amortizarse a medio plazo. Pronto el servicio de comidas naufragó, y toda la cuidada decoración del local y la nueva estética fue degradándose. Así, hasta llegar a un cierre precipitado que incluso dejó las lonas de la terraza en Doña Blanca sin quitar, lo que desencadenó numerosas quejas.
Ahora, décadas después, el negocio se da una nueva oportunidad, aunque con una estética y unos objetivos comerciales muy lejos de aquello. El grupo Ban Ban, con exitosos negocios relacionados con los bares de copas en El Puerto, se ha hecho cargo de una nueva apertura, muy esperada y justo a tiempo para la temporada fuerte del centro de Jerez, el mes de las Zambombas.
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