Vecinos del centro, entre Zambombas: la otra cara de la fiesta masiva de diciembre en Jerez

Las molestias para los residentes en el centro de la ciudad se tornan resignación ante el abrumador éxito de estas fiestas. El imán turístico y económico colisiona con el derecho al descanso y la preservación de la tradición

Vecinos entre Zambombas: la otra cara de la fiesta masiva de diciembre en Jerez. Imagen de calle Francos, este pasado sábado a las diez de la noche.

"Son las diez de la noche y así está la calle Francos". Una vecina, con una hija de unos cuatro años y medio, sube una foto a una red social de la calle del centro de Jerez en la que reside. Desde su balcón, se comprueba que apenas cabe una persona más en la estrecha vía. Es el fin de semana del puente de diciembre en Jerez. Lleno masivo, quizás como nunca antes en la historia de un fenómeno social, cultural y económico que cada vez despierta mayor interés fuera de la ciudad.

Una asociación ha montado una Zambomba lo que unido a un par de bares de copas y el trasiego de público arriba y abajo convierten parte de la calle en una especie de ratonera. Allí hay una zambomba y un corrillo difuminado, mientras un grupo entona con panderetas A mi manera versión Siempre Así. 

Vivir en el centro de Jerez cada vez es más difícil en diciembre. Antes era Semana Santa, una vez al año, cuando las molestias se multiplicaban: un contenedor allá, un corte de calle, coches en la aceras... ahora también diciembre y, quién sabe, pronto más semanas en el año ante el objetivo de estirar la gallina de los huevos de oro en que se ha convertido la fiesta navideña jerezana.

Esa que moviliza decenas de autobuses Alcubilla arriba y que convierte este Bien de Interés Cultural (la Zambomba de Jerez) en un tsunami zambomberil que lo mismo acaba en botellón que acaba en reguetón en los numerosos locales de copas del centro. La excusa es perfecta: una Navidad única. Nada que no sucede, por ejemplo, en la Feria del Caballo, siempre con el debate abierto sobre si está desvirtuando. 

La vecina de la calle Francos, entre el murmullazo de la calle, repleta de gente bebiendo alcohol y cantando, y las pocas perspectivas de conciliar el sueño, manda un audio a una amiga, con no poca resignación: "Yo ya lo tengo asumido; casi lo prefiero a Semana Santa". A unos kilómetros de allí, otro vecino del centro se pelea con la Policía para que retiren un coche de la acera, justo en la puerta de su casa.

Otro, trata de sortear el poco espacio de acera que queda para cruzar con su silla de ruedas y alcanzar una de esas casapuertas que por la mañana amanecerá llena de orines. "Hay muchos problemas de seguridad, cualquier día pasa algo", se lamenta otro residente en la zona de Manuel María González. Otro apunta a que "esto claramente va a morir de éxito, el jerezano empieza a refugiarse en otros puntos de la provincia durante estos días". Y eso que el Ayuntamiento ha multiplicado este año los recursos, en cuanto a seguridad, limpieza y baños públicos. Pero la fiesta va a más y todo parece poco. 

Jerez, ciudad de Las Zambombas, este pasado sábado.   MANU GARCÍA

"Sanfermines de Pamplona, Carnavales de Cádiz, Romería del Rocío, Semana Grande de Bilbao, Fallas de Valencia ... Zambombas de Jerez. El público es parte y protagonista del éxito de cada una de las grandes fiestas de España. ¿De verdad aspiran algunos a que las Zambombas de Jerez sean diferente, sin gente, sin ruido, sin impacto económico ... sin éxito?", preguntaba este pasado sábado, a la misma hora del pico máximo de afluencia de visitantes a las Zambombas, el presidente del Clúster Turístico Destino Jerez, Antonio Mariscal. 

Casi a la misma hora, la presidenta de la asociación de vecinos del centro histórico, Tamara Jiménez, comparte este artículo de opinión de David Montes en lavozdelsur.es, y escribe en su muro de Facebook: "Todos los años es el peor de los años! Y a esa C de Cultural, le queda bien poco... Merece mucho la pena leerlo... como la pena que da ver al Centro de Jerez tan mercantilizado. Bienvenidos un año más a Magaluf de las "Zambombas". 

Tras el éxodo iniciado en los 50 del siglo pasado con el abandono de las infraviviendas y las mudanzas a las diferentes expansiones urbanísticas de la ciudad, la población residente del centro histórico de Jerez ha llegado a caer un 64%, alcanzando un 42% de construcciones desocupadas y una curva de edad de sus residentes cada vez más envejecida. Las construcciones desocupadas han ido convirtiéndose en proyectos turísticos, pero nada hace pensar que haber levantado (y seguir levantando) un parque temático sea compatible con residir habitualmente en la ciudad antigua.

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